LD (Europa Press) El vicepresidente segundo y ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, ha marcado como "objetivo prioritario" de la política económica del Gobierno la reducción de la inflación subyacente, situada en torno al 3 por ciento, al encontrarse actualmente en niveles "seguramente excesivos".
Asimismo, Solbes ha afirmado que entre los "desafíos a medio plazo" de la economía española se encuentra también la reducción del déficit exterior. Concretamente, afirmó que la inflación ha pasado "por momentos preocupantes en los últimos meses", debido a los altos precios del petróleo y de los alimentos básicos, y determinó como vías para reducir los niveles inflacionistas en un futuro "la expansión del potencial productivo de la economía española y el aumento de su flexibilidad".
Sin embargo, el vicepresidente segundo ha asegurado también que la economía española ha demostrado haber ganado "notablemente" en "agilidad y flexibilidad", al haber absorbido "con mínimas tensiones" un choque inflacionista de "importante magnitud", y ha destacado su capacidad para "hacer frente al intenso crecimiento de la demanda agregada sin generar posibles desequilibrios".
En relación al déficit exterior, ha indicado que éste no se debe a una caída del ahorro, sino que es atribuible "casi en su integridad" a una intensa elevación de la tasa de inversión, cercana al 30 por ciento del PIB, "más propia de países emergentes que a países desarrollados".
Este fenómeno, según Solbes, tiene más efectos positivos que negativos, debido a que España tiene todavía importantes necesidades de capital con motivo del constante aumento de la población y la progresiva llegada de inmigrantes con escaso capital propio, que de esta forma quedan cubiertas. Según el titular de Economía y Hacienda, "este proceso de acumulación de capital financiado desde el exterior es, en términos netos, beneficioso para España".
Productividad insatisfactoria
Por otro lado, Solbes ha reconocido que el patrón de crecimiento económico tiene un recorrido "relativamente corto", como demuestran unos registros de productividad "claramente insatisfactorios", por lo que la política económica deberá centrarse en el futuro en la captación de dos factores de producción: la educación y la I+D. Y ha añadido que "sólo así conseguiremos un comportamiento más dinámico de la productividad que asegure a su vez que nuestra renta per cápita continue creciendo intensamente".
Así, el titular de Economía ha señalado que "España no está avanzando en materia educativa, y desde luego no lo está haciendo a un ritmo comparable al de su crecimiento económico", por lo que, en este contexto, ha apostado por un esquema de incentivos en el sistema educativo más que por una mayor inversión.
Por otro lado, las cifras de gasto español en I+D, entorno al 1 por ciento del PIB, "nos condenan a cubrir una parte importante de nuestras necesidades tecnológicas futuras en el exterior, o, lo que sería peor, dejarlas sin cubrir", dijo Solbes, quien ha añadido que la meta a lograr es alcanzar en 2010 un gasto del 2 por ciento del PIB, especialmente desde un esfuerzo del sector privado.
La situación requiere, según Solbes, aumentar el "pool" de investigadores disponibles, intensificar los vínculos entre sistema científico y empresa, una política que refuerce el incipiente sector español de capital-riesgo, y la difusión de valores de innovación entre la población.