El déficit del Estado llegó en el primer semestre del año al 2,83% del PIB. Estos datos suponen que los números rojos del Gobierno cayeron un 24,7% con respecto a los registrados en el mismo período de 2009. Eso sí, el 2,83% registrados a mitad de año ya casi alcanzan el nivel del 3% que registra el Pacto de Estabilidad de la UE.
Además, normalmente los segundos seis meses son peores que los primeros (en 2009, se llegó a junio con un déficit del 4% y se acabó el año rozando el 9%) y hay que tener en cuenta que las cifras anteriores sólo suman el déficit de la Administración Central, por lo que, a ellas habría que sumar los números rojos de autonomías y ayuntamientos.
En términos absolutos, el déficit se situó en 29.765 millones de euros, como resultado de unos ingresos de 56.754 millones, el 22,2% más que en el mismo periodo de 2009, y unos gastos de 86.519 millones, el 0,6% más.
Es decir, que el Ejecutivo está consiguiendo reducir algo la mala situación de sus cuentas públicas a base de aumentar sus ingresos con subidas impositivas, pero no por la vía de la reducción del gasto (que, de hecho, ha crecido un 0,6% respecto a doce meses antes). La retirada de la deducción de los 400 euros, la subida al 19% del tipo de retención de las rentas del capital en el IRPF o la caída de las devoluciones anuales del IVA explican este aumento en la recaudación.
Además, algunos analistas dudan de que algunas de estas subidas, como la del IVA o el IRPF vayan a traer más recaudación o tengan el efecto contrario, reducción del consumo y caída de los ingresos para el erario público.
Los efectos del tijeretazo
Es cierto, como explicó Carlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda, en la rueda de prensa de presentación de los resultados, que los recortes aprobados por el Gobierno –el famoso tijeretazo- tendrán su principal reflejo en el segundo semestre del año. Pero no es menos cierto que el Ejecutivo tuvo los Presupuestos Generales del Estado para hacer un plan serio y fiable de reducción del gasto y que no acometió dicha empresa hasta que fue obligado por la presión de la UE. Además, visto desde otra perspectiva, los datos de contabilidad nacional demuestran lo inevitable que era un recorte profundo en los gastos del Estado si se querían hacer sostenibles las cuentas públicas, algo que el Gobierno no reconoció hasta bien entrado el mes de mayo.
Ahora, la versión de Ocaña es que de junio a diciembre se conseguirá reducir el déficit, pero con un paro creciente (más prestaciones y menos contribuyentes) muchos expertos piensan que si no se aplica un plan de reducción aún más profundo, este objetivo sólo se logrará subiendo aún más los impuestos.
Dentro de los ingresos impositivos, es destacable el aumento de la recaudación del IVA, que creció el 31,3%, hasta 24.473 millones. A la espera del efecto que sobre esta evolución tenga la subida del IVA que entró en vigor el pasado 1 de julio, el incremento hasta junio se explica por la caída de las devoluciones anuales y por el aumento de los ingresos derivados del cobro de los aplazamientos concedidos en meses anteriores.
Asimismo, el IRPF registró hasta junio una recaudación de 30.337 millones, el 3,6% más, como consecuencia de medidas normativas como la supresión parcial de la deducción de los 400 euros y la subida al 19% del tipo de retención a las rentas del capital. En el Impuesto sobre Sociedades, la recaudación ascendió a 4.746 millones, el 14,5% menos, debido sobre todo a la caída del primer pago fraccionado.
Los ingresos por Impuestos Especiales aumentaron el 7,2%, hasta los 9.795 millones, entre los que destacan los incrementos del Impuesto sobre el Tabaco (11,5%) y del Impuesto sobre Hidrocarburos (4,8%).
Ocaña, confiado en las medidas del Gobierno
Con estos datos, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, se mostró convencido de que a final de año se cumplirán las previsiones del Gobierno, que calcula que el déficit estatal se situará en el 5,9% del PIB, dentro del compromiso de que en el conjunto de las administraciones esté en el 9,3% del PIB.
Según Ocaña, estas previsiones se conseguirán gracias a la progresiva estabilización de la economía y al impulso de las medidas de consolidación fiscal, cuyo impacto se notará plenamente a final de año, ya que la mayor parte del gasto se concentra en el cuarto trimestre. Como ejemplo puso el recorte de los sueldos públicos, cuyo efecto ya se aprecia en junio, mes en el que los gastos de personal disminuyen un 5,8%, aunque se notará más a final de año, dado que buena parte del ajuste salarial se produce en la paga de diciembre.
A falta de las medidas adicionales de consolidación fiscal que el Gobierno pueda incluir en los presupuestos del año próximo, Ocaña dijo que la administración central ya ha cumplido en buena medida con el esfuerzo que tenía que hacer, en tanto que a las comunidades autónomas aún les "queda trabajo por hacer". En este sentido, se mostró de acuerdo en que los gobiernos autonómicos adopten medidas en ámbitos de su competencia como la sanidad, la educación o la dependencia, aunque no quiso pronunciarse sobre propuestas concretas.
Preguntado por los cambios que baraja el Gobierno en materia impositiva, Ocaña remitió a los Presupuestos Generales del Estado de 2011 que se presentarán en septiembre y se limitó a decir que hay varias opciones en estudio, que podrían incluir un eventual cambio en el IRPF, pero siempre bajo la premisa de que el esfuerzo de los ciudadanos debe ser proporcional a sus ingresos.
No obstante, Ocaña aseguró que, a la vista de los datos parciales de la evolución del IVA en lo que va de julio, su percepción es que "no habrá sorpresas" y que se mantendrá la tendencia al alza de la recaudación procedente de este impuesto indirecto, lo que refleja "la estabilización de la actividad económica".
Asimismo, Ocaña destacó la aceleración del incremento de los ingresos procedentes de impuestos, que representan el 91,7% del total y que encadenaron su cuarto mes de crecimiento interanual con una subida del 10,6% hasta junio.