LD (Ángel Martín) El profundo análisis que publica LD expone la delicada situación actual del dólar norteamericano, basándose en desarrollos teóricos novedosos en materia monetaria, como lo es la teoría cualitativa del dinero.
Tradicionalmente se ha venido pensando que el valor del dinero estaba condicionado a la cantidad de dinero en circulación existente en una economía. Así, en palabras de Henry Hazlitt, “cuando la oferta de dinero se incrementa, la gente tiene más dinero para ofrecer por los bienes. Si el suministro de bienes no aumenta -o no aumenta tanto como la oferta de dinero- entonces los precios de los bienes van a subir. Cada dólar individual pierde valor debido a que hay más dólares”.
Sin embargo, el enfoque cuantitativista dejaba de lado los aspectos cualitativos del dinero: Manteniendo la cantidad constante, el valor del dinero varía. Esto sucede así porque existen diferentes calidades del dinero, dependiendo del grado en que éste cumpla con sus dos características primordiales: Medio de intercambio y depósito de valor.
La calidad del dinero varía
Desde esta perspectiva, el valor de una moneda no sólo dependerá de su cantidad en circulación, sino también de la calidad de los activos del Banco Central que respaldan sus pasivos: La moneda. Si, por ejemplo, el Banco Central del país X adquiere bonos de un gobierno corrupto a punto de la quiebra y se deshace de reservas de oro, la calidad de sus activos disminuye, lo que repercutirá negativamente sobre el valor de la moneda.
Este es el punto de partida del estudio realizado por dos analistas seguidores de las enseñanzas de la Escuela Austriaca de Economía. A través del análisis de las medidas tomadas por la Reserva Federal de EEUU (Fed) desde el estallido de la crisis subprime en verano de 2007, se van desmenuzando sus perniciosas consecuencias sobre la calidad y valor del dólar.
Para ello, dividen la crisis en dos fases, según la clase de políticas monetarias aplicadas. En la primera, que duró hasta septiembre de 2008, la Fed no incrementó su balance, sino que solo modificó su estructura, empeorándola mediante la venta de activos líquidos como deuda pública y la adquisición de activos bancarios de dudosa calidad, en lo que puede considerarse un rescate a la banca en toda regla.
La Fed acumula activos subprime
La segunda fase comenzó con la quiebra de Lehmann Brothers. Viendo la Fed que su política de modificar la estructura del balance no podía continuar mucho más, comenzó a aumentar su balance a marchas forzadas. Tanto es así que éste se ha triplicado desde junio de 2007. En ambas fases el empeoramiento de la calidad del dólar es evidente.
Otro factor que muestra la delicada situación de la Reserva Federal y del sistema monetario de EEUU y, por ende, mundial, es su elevado grado de apalancamiento, con su consiguiente mayor exposición al riesgo de insolvencia. En estos momentos, sólo si el 2% de los activos de la Fed resultan impagados o si se produce una reducción de su valor del 2%, la insolvencia de la Fed será un hecho. Algo que no parece descabellado teniendo en cuenta la introducción de activos de peor calidad en su balance.
Con una mora del 2%, la Fed quebrará