España no sólo encabeza los países europeos con más desempleo o la caída en las listas de flexibilidad en el mercado laboral hasta codearse con tercermundistas. También ha caído en uno de los sectores donde el Ejecutivo hace más hincapié, la tecnología.
El Gobierno insiste en que nuestro país es muy competitivo en tecnología, investigación y desarrollo, por ejemplo, en cuanto a tecnologías de eficiencia energética se refiere, como aerogeneradores o placas fotovoltaicas. Ahora libran la batalla del coche eléctrico con Miguel Sebastián como mejor valedor.
No obstante, perdemos posiciones en otros indicadores. El pasado martes se publicaba la última actualización de la denominada lista TOP 500. Se trata de un indicador que localiza los 500 mayores supercomputadores existentes en el mundo.
Esta lista coloca a los distintos países, siendo el primero aquel que aglutina el mayor número de estos 500 supercomputadores. Así, el primero es EEUU, con 282 de los ordenadores más potentes. Le sigue Reino Unido, con 38, Francia con 27, China y Alemania con 24 cada uno, Japón con 18 y Rusia con 11.
España ocupa el puesto número 17 con sólo 3 de estos superordenadores, detrás de países como Suecia, Canadá, Italia, Nueva Zelanda, India, Polonia, Suiza, Holanda y Arabia Saudí. Empatamos con Dinamarca y Finlandia.
Lo malo de esta situación es que nuestro país en este campo ha empeorado de forma notable en los últimos dos años, como consecuencia de la crisis económica. En lo que llevamos de legislatura, hemos retrocedido 8 posiciones en el ranking, pasando del puesto número 9 al 17. Debido, fundamentalmente a la falta de inversión pública y privada en este campo, motivada, a su vez, por la falta de dinero de las empresas y de la administración.