L D (EFE) La masiva protesta, que convocó a los manifestantes con el lema "Futuro sí, hacia atrás no", fue una expresión de la preocupación de los trabajadores italianos por las consecuencias de la crisis económica. Fuentes de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) indicaron que la protesta convocó a unas 2.700.000 personas en el circo máximo, una plaza del centro de la ciudad, pero la policía cifró la asistencia en 200.000.
La manifestación partió simultáneamente de cinco puntos diferentes de la ciudad y terminó en el circo máximo, una pista de carreras de la Roma antigua que hoy en día se mantiene como una gran plaza.
Sólo se dirigieron al público desde un gran escenario representantes sindicales y de colectivos golpeados por la crisis: un inmigrante, un trabajador de una planta de Fiat, un médico, una estudiante, una profesora y una pensionista.
El secretario general del CGIL, Guglielmo Epifani , atacó durante su discurso las políticas económicas de Berlusconi, pidió que no se recorte el presupuesto de educación y exigió mejores políticas de inmigración.
Epifani también pidió a Berlusconi que abra una mesa de diálogo con el CGIL en la que participen los otros sindicatos y la patronal para tomar medidas contra la crisis económica. A su juicio, "a una crisis excepcional se responde con una política excepcional".
Se refirió asimismo a la falta de unidad entre sindicatos, y señaló que "la división que ha habido hasta hoy entre el CIGL y el UIL (Unión Italiana del Trabajo)" no puede continuar, "porque la crisis es un problema de todos".
El ministro de Economía, Giulio Tremonti , que se encontraba en una reunión del Ecofin en Praga, pidió al sindicato que se deje de protestas y haga más propuestas, en declaraciones a los medios italianos.