LD (EFE) El Ejecutivo comunitario ha adoptado en su reunión semanal un informe sobre la situación de las finanzas públicas francesas que no contiene de momento recomendaciones a los Quince, pero que constituye el primer paso de una amonestación formal a Francia. Tras conocer la noticia, el Gobierno francés tiene la voluntad de "mantener sus compromisos europeos", según afirmó el portavoz del Ejecutivo, Jean-Francois Copé. El Ejecutivo de Raffarin "tiene la vocación de mantener los compromisos de forma duradera", aunque el portavoz explicó que "no hay que ir más rápido de los que los calendarios prevén".
Bruselas adoptó esa medida contra Francia, la segunda economía de la Eurozona, por haber superado en 2002 el límite del 3 por ciento del PIB establecido en el Tratado de la UE. Tras negarse a hacer previsiones sobre el crecimiento, Copé subrayó que los expertos no son "capaces" de preverlas en el contexto económico y geopolítico actual.
El informe considera que la violación del umbral del 3 por ciento del PIB (3,1% del PIB en 2002, según los primeros datos de Eurostat) "no obedece a una circunstancia inhabitual e independiente de la voluntad de las autoridades francesas, ni a una grave recesión económica". Además, añade, "no es probable que la violación del umbral del 3 por ciento sea temporal, ya que las autoridades francesas prevén un aumento del déficit de las administraciones públicas, que alcanzará un 3,4 por ciento del PIB en 2003".
Francia se convierte así en el tercer país de la Eurozona, después de Portugal y Alemania, en afrontar la amonestación de sus socios por haber incurrido en un déficit superior al permitido.