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Islandia vuelve a crecer dos años después del colapso de su banca

El PIB islandés creció en septiembre un 1,2% tras más de dos años de recesión. El país nórdico vio como se desplomaban sus bancos en 2008 y decidió no pagar las deudas de las entidades. Ahora, esta decisión se pone como ejemplo para Irlanda, aunque la situación de Islandia tiene puntos negros.

El PIB de Islandia registró en el tercer trimestre del año su primer dato positivo desde finales de 2008 al crecer un 1,2% respecto a los tres meses anteriores, cuando retrocedió un 0,3%, según los datos publicados por la agencia islandesa de estadística. No obstante, a pesar de esta mejoría trimestral, la economía islandesa todavía registra una contracción en términos interanuales del 2,1%, muy por debajo del retroceso del 7,3% de los tres meses precedentes.

El pequeño país atlántico se vio inmerso con rapidez en la crisis en 2008 tras años de expansión, lo que provocó la nacionalización de su banca y el rescate por parte de sus socios escandinavos y el FMI, que han contribuido a estabilizar la divisa del país. Eso sí, aunque el Estado se quedó con las entidades financieras, no aceptó pagar las deudas a los acreedores exteriores.

Ahora que la economía de la isla nórdica vuelve a crecer, muchos expertos señalan las diferencias con las medidas adoptadas en Irlanda, que en estos días está siendo rescatada por la UE. El Gobierno islandés decidió en su momento no pagar las deudas de su banca, a pesar de las presiones internacionales, aunque sí nacionalizó sus tres principales entidades (algo así como un rescate parcial). La cifra de crecimiento trimestral conocida hoy podría estar dándoles la razón a los que pidieron que se dejara caer a las entidades, frente a lo que se hizo en el resto de los países europeos y en EEUU.

El propio presidente de Islandia, aseguraba hace unos días en una entrevista en Bloomberg que la diferencia estaba en que "dejamos caer a nuestra banca", porque pensaron que "el Estado no debía apoyar la responsabilidad de los bancos privados en quiebra". De hecho, en la isla se realizó un referéndum después de que el Gobierno aprobara un plan para pagar a los acreedores extranjeros (especialmente británicos y holandeses). Finalmente, el 90% de los islandeses votó que no a una petición que hubiera cargado a cada hogar con una deuda de unos 30.000 euros.

Dos años después del comienzo del colapso bancario, el PIB per cápita islandés ha pasado de 53.100 dólares a 39.500 (una caída del 25%). Las exportaciones han descendido de 5.400 millones de dólares a 4.000 millones. Además, la deuda pública ha pasado del 68 al 114% del PIB. Su moneda se ha devaluado un 28% y la inflación llegaba al 12% en 2009 (aunque ya se ha moderado, acumula un 40% en los últimos dos ejercicios).

Sin embargo, a pesar de todos estos elementos en contra, cada vez más expertos piensan que ahora Islandia sí está en una buena posición para un crecimiento sano. Por una parte, la devaluación del króna islandés permitirá recuperarse a las exportaciones, algo que ya han empezado a hacer. Por otra, el déficit público es del 6,3% (frente al 32% previsto para Irlanda o el 11% para España) y se espera que en 2012 las cuentas del Estado entren en superávit. El máximo de paro fue del 8,1%, frente al 13,6% de media de la OCDE, aunque partían del 1,6%.

Todo esto provocó que incluso el FMI pronosticara una "recuperación duradera" que se esperaba que se acelerase el próximo año. Mientras, los bancos islandeses quebrados, -Kauphing Bank, GlitnirBanki y Landsbanki- deben hacer frente a las reclamaciones de 28.167 acreedores de 119 países que les piden 63.000 millones de euros, seis veces el PIB del conjunto del país.

En el lado negativo, está el cómo se ha hecho esta quita soberana. Es fácil dejar que ingleses u holandeses soporten el coste. Quizás si los principales acreedores de sus bancos hubieran sido ciudadanos islandeses, el Gobierno no lo habría tenido tan fácil para ponerse de perfil. En este sentido, lo que decidió el Ejecutivo nórdico fue nacionalizar la banca, no permitir que sus acreedores la recapitalizasen, que es lo que defienden numerosos economistas. Es más, ahora el país está en proceso de negociación para entrar en la UE (y en el euro) y es muy posible que sus nuevos socios le exijan algún tipo de compensación, como se ha hecho con el sistema financiero irlandés.

Además, la devaluación del 30% de su moneda, puede favorecer sus exportaciones, pero ha supuesto que cada islandés sea, de la noche a la mañana, un tercio más pobre. El salario medio real ha descendido un 10% desde que se desató el huracán financiero. Tampoco las empresas importadoras y las que obtienen fuera los bienes de equipo necesarios para realizar su actividad estarán muy contentas con el empobrecimiento de su poder de compra. Por último, el crecimiento ha sido sólo en un trimestre, después de muy fuertes caídas, lo que no supone una tendencia. Habrá que esperar un poco más para saber si la receta islandesa ha sabido mezclar todos los ingredientes.

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