LD (M. Llamas) El peor escenario posible ya está aquí. La colapso del sistema financiero, el derrumbe de las bolsas, el pánico bursátil y los planes de rescate aprobados de urgencia por las principales economías del mundo son los principales efectos que, por el momento, ha causado la denominada tormenta perfecta. Pero no son los únicos. La crisis financiera y de solvencia bancaria se trasladará con fuerza a la economía real.
"Sin duda, la economía mundial se enfrenta a la peor recesión económica desde los años 80", afirma el profesor de Economía en la Universidad de Berkeley (California), Bradford DeLong, que trabajó en el Departamento del Tesoro de EEUU desde 1993 a 1995. "La esperanza es que no se convierta en la peor etapa de desempleo vivida desde la Gran Depresión" de los años 30.
Tras casi un año y medio de turbulencias financieras, los expertos ven con gran preocupación la evolución que viene registrando el consumo en EEUU y el rápido crecimiento que, hasta ahora, experimentaban las economías emergentes. El crecimiento mundial de los últimos años se sustentaba en ambos baluartes, pero la crisis financiera amenaza con poner fin a dichos indicadores.
Largo y profundo declive económico
Los expertos insisten en que un largo y profundo declive económico será inevitable, pese al plan de rescate bancario aprobado por el Gobierno de EEUU y ahora también el Eurogrupo. Se trata de la "peor crisis que he visto en mis 50 años de carrera profesional", advierte William Rodees, vicepresidente senior de Citigroup en New York, informa Bloomberg. Y el problema es que "todavía tenemos que hacer frente a los efectos sobre la economía real", tanto en EEUU como en otros muchos países.
En este sentido, el Fondo Monetario Internacional (FMI) avanzó la pasada semana un avance del PIB mundial del 3% como máximo en 2009, frente al 3,9% de 2008 y el 5% alcanzado en 2007. Esto significaría que la economía mundial entrará en recesión el próximo año, según la propia definición del FMI (crecimiento inferior al 3%).
La peor crisis mundial en 25 años
Según el profesor de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff, es "difícil de imaginar" que la actual crisis no desemboque en la "peor recesión en al menos 25 años". De hecho, uno de los gurús que avanzaron el Supercrash, no duda en recortar en 2 puntos porcentuales tales previsiones. Es decir, el PIB mundial corre el riesgo de sufrir "la peor caída desde 1982, cuando la economía mundial creció un 0,9%".
Ante tal panorama, incluso si las medidas adoptadas consiguieran restablecer la confianza en el sistema financiero, el decrecimiento económico presionará a los bancos centrales para adoptar un nuevo recorte de tipos, según Ethan Harris, economista de Barclays Capital en New York. Así, "estamos buscando una recesión global, y ésta no va a solucionarse rápidamente", añade. Los legisladores de EEUU barajan, incluso, la posibilidad de aprobar un segundo paquete de estímulo económico tras las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre.
EEUU entrará en recesión oficial en 2009
Y es que, la mayoría de los economistas avanzan que el PIB norteamericano se contrajo en el tercer trimestre de 2008, según una reciente encuesta elaborada por Bloomberg. Y la caída aún será mayor en el último trimestre. Es decir, la primera potencia mundial podría entrar oficialmente en recesión técnica (dos trimestres con crecimiento negativo) a principios de 2009.
Pero también los países emergentes están en riesgo. Así el índice emergente de economías emergentes (MSCI) cayó un 20% la pasada semana, lo que implica que los inversores comenzaron a retirar dinero de países como Rusia o Brasil. El ex economista jefe del FMI Michael Mussa recortó del 5,7% al 5% el crecimiento medio del conjunto de los mercados emergentes y los países en desarrollo. Se trataría del peor ritmo de crecimiento desde la crisis financiera que golpeó a los mercados asiáticos en 1998.
"El credit crunch (restricción del crédito) se ha afianzado en los países emergentes, sobre todo, en Europa central y América Latina", según indica el gobernador del Banco Central de México, Guillermo Ortiz. Incluso, China ya está padeciendo los efectos de la crisis, tal y como avanzó LD.
¿Depresión?
Ante tal panorama no es de extrañar que ya surjan voces advirtiendo del riesgo real de caer en una depresión económica. Así, el profesor de la Universidad de New York, Nouriel Roubini, vaticina nuevos desplomes bursátiles en la bolsa de EEUU, así como una profunda recesión y un posterior estancamiento económico que se podría prolongar durante varios años.
En concreto, el gurú de la crisis subprime advierte la posibilidad de sufrir una Gran Depresión, similar a la delos años 30, combinado con una deflación de precios, lo que obligaría a nuevos recortes de tipos por parte de los bancos centrales, en un ciclo similar al vivido en Japón durante la larga crisis de los años 90.
Pese a ello, el debate en el ámbito de precios sigue abierto por parte de los expertos. Así, según el Observatorio de Coyuntura Económica (OCE), la actual crisis podría provocar un doble fenómeno consistente en la deflación de ciertos activos y la inflación de precios en otros bienes. El OCE incide en su boletín de coyuntura correspondiente al último trimestre de 2007 que, "sin duda, asistimos a un proceso de contracción crediticia (impagos de deuda, liquidación de activos, restricción del crédito, aumento del paro y caída del consumo) a la que se le suele denominar deflación".
Caída de precios
Sin embargo, por el momento, no se contempla "un escenario de deflación de precios de los bienes de consumo". Cuando se produce una "fuerte restricción del crédito, la actividad económica se paraliza, el consumo cae y las empresas liquidan sus inventarios, de modo que los precios tienden a reducirse. Sin embargo, esta correlación está lejos de ser verdadera. Nadie discutirá que hubo deflación en Japón durante las últimas dos décadas, sin embargo, entre 1990 y 2005 los precios experimentaron subidas en nueve años y tímidas caídas en siete (ninguna superior al 1,5%). De hecho, la inflación anual media en ese período fue del 0,3%".
El error, según el OCE, consiste en "fijarse en los precios de los bienes de consumo y conceder una importancia menor a los precios de los activos. Basta con observar el comportamiento de los precios de la vivienda y del mercado de valores japonés para darse cuenta de que sí hubo una tremenda deflación en ese período, aunque no se reflejara en el precio de los tomates o de las patatas", añade.
¿Inflación?
El problema consiste en que los bancos centrales carecen "de capacidad para expandir el crédito en tiempos de contracción crediticia. Dado que suele equipararse deflación a caída de precios y a contracción crediticia y dado que suele creerse que la respuesta automática a la deflación es bajar tipos, los bancos centrales acometerán una política monetaria expansiva (recorte de tipos) que, sin embargo, amenaza con no frenar la contracción crediticia, pero sí envilecerá la moneda".
De ahí que dicha entidad no descarte un escenario de "inflación (de precios) con deflación (del crédito)". Eso sí, siempre y cuando, "se produzca un desapalancamiento drástico en los mercados de materias primas, podríamos asistir a un escenario deflacionario tradicional. Es decir, deflación de precios y de crédito.
En todo caso, según el OCE, "bajar los tipos de interés (tal y como aconteció en Japón) no es la respuesta a nada. Las rebajas de tipos envilecerán el valor de las monedas, de tal modo que la deflación de precios aún sería mayor, y el ajuste económico más rápido, en caso de no aplicar tales medidas".
Frente a la actual política monetaria, el OCE insiste en que la clave radica en "la liquidación de las malas inversiones" efectuadas a lo largo de los últimos años, como consecuencia, precisamente, de las sustanciales rebajas de tipos que han mantenido durante este período la Reserva Federal de EEUU y el BCE.