LD (M. Llamas) El porcentaje de créditos dudosos (con riesgo de impago) destinados a la adquisición de vivienda roza ya la barrera psicológica del 1 por ciento (0,99) en el primer trimestre del año. El índice de morosidad ha crecido un 115 por ciento con respecto al mismo período de 2007 (0,77 por ciento), según los últimos datos de la Asociación Hipotecaria Española. De hecho, en apenas 3 meses, dicha tasa ha aumentado un 37,5 por ciento, desde el 0,71 por ciento de diciembre de 2007 al 0,99 del pasado mes de marzo.
De mantenerse este ritmo, y sin tener en cuenta el alza del Euribor (índice de referencia para fijar el tipo de interés hipotecario en España), la morosidad se situará más cerca del 3 que del 2 por ciento a finales del año (en torno al 2,6 por ciento). Dicho nivel no se alcanzaba desde mediados de la década de los años 90, cuando España comenzaba a salir de su última crisis económica, que se extendió desde 1993 a 1996.
De hecho, según los analistas consultados por LD, el rápido encarecimiento de la deuda financiera, tras el repunte que está experimentando el tipo de interés hipotecario, amenaza, incluso, con superar la tasa del 3 por ciento a finales de año o principios de 2009.
A inicios del presente ejercicio, los expertos del sector financiero ya descontaban que, como mínimo, la tasa de morosidad hipotecaria se duplicaría, hasta alcanzar un nivel próximo al 1,6 por ciento, tal y como avanzó Libertad Digital.
De hecho, los analistas de BNP Paribas indican que el crecimiento de la dudosidad crediticia es inversamente proporcional al decrecimiento económico. En este sentido, los principales indicadores económicos avanzan un crecimiento inferior al 1 por ciento en 2008. Incluso, se comienza a atisbar en el horizonte próximo la llegada de la tan temida recesión (al menos, dos trimestres con crecimiento negativo).
Así, en caso de cumplirse tales previsiones, España pasaría de crecer un 3,8 por ciento en 2007 a algo menos de un 1 por ciento en 2008. Es decir, una desaceleración de, al menos 2,8 puntos que corren el riesgo de trasladarse al índice de morosidad crediticia (superaría el 3 por ciento a corto plazo).
Nuevamente, descontando el efecto al alza que tiene el Euribor sobre las economías familiares, y siempre y cuando el Banco Central Europeo (BCE) no anuncie nuevas subidas de tipos a corto plazo, tal y como prevé aplicar el próximo mes de julio.
Como consecuencia de ello, las entidades de crédito se verían obligadas a incrementar sus provisiones bancarias para contrarrestar el efecto de los impagos crediticios. El Colegio de Registradores de España también coincidió recientemente en que la tasa de morosidad se multiplicará por 3, hasta alcanzar el 3 por ciento, a finales de 2008. En este sentido, la incertidumbre asalta a los analistas a la hora de adelantar la dudosidad hipotecaria a lo largo de 2009.
La tasa media de morosidad alcanzó el 6,2 por ciento entre 1992 y 1996 (última crisis económica), según los datos del Banco de España. Entre 1987 y 1991, la media era del 3,7 por ciento, mientras que se situó en el 3,8 por ciento entre 1976 y 1986. La dudosidad del crédito total alcanzó el pasado mes de marzo el 1,2 por ciento, hasta situarse en 21.500 millones de euros. Casi el doble que un año antes.
El Euribor se mantiene al alza
“La curva del Euribor ha respondido con un tensionamiento de todos los plazos y, especialmente, con una subida del vencimiento a 12 meses hasta el 5,43 por ciento, tipo al que se referencian buena parte de los contratos financieros”, incluidos los préstamos hipotecarios. Según el profesor del Instituto de Empresa (IE) José Ramón Díez, “esta no es precisamente la mejor noticia para economías como la española, italiana o irlandesa, sumidas en un importante ajuste a la baja de la actividad.
“Casi la única esperanza que teníamos para la segunda parte del año era una reducción de los tipos euribor, bien por un descenso de las primas de riesgo en el mercado interbancario, bien por una rebaja de los tipos oficiales. Ninguno de los dos supuestos parece que se va a cumplir, lo que unido a un euro sobreapreciado conforma las condiciones monetarias más exigentes desde hace muchos años”, añade.
Según comenta Díez, “de momento, el empeoramiento de las condiciones financieras para familias y empresas agravará el ajuste del consumo e inversión en España. Y, en el caso de la economía española preocupa especialmente la evolución del gasto privado (60 por ciento del PIB), muy deteriorado en los últimos meses por el aumento del desempleo y por la erosión en la capacidad de compra provocada por la inflación”, advierte.
“Con todo ello, me temo que nos espera una nueva ronda de revisiones a la baja de la previsión de crecimiento para la economía española, que va a situarse muy cerca del estancamiento en los próximos trimestres”, concluye