LD (Europa Press) Ante este panorama de un IPC "muy alto y sin visos de arreglo", Izverniceanu pronosticó un incremento del endeudamiento y de la morosidad de las economías domésticas ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos de los créditos que tienen concedidos, desde el hipotecario hasta los créditos al consumo.
Con la tasa correspondiente al mes de mayo, la más alta que se registra desde enero de 1997, y tras la tregua que dieron los precios en abril, cuando el IPCA bajó cuatro décimas, hasta el 4,2 por ciento, registrando su primer descenso en siete meses, aseguró que las economías familiares están "al límite".
"Muchas familias tienen hipotecas por el cien por cien del valor de la vivienda, y con la subida del Euríbor, de los carburantes y de los alimentos, ya no pueden hacer frente a los pagos", insistió en declaraciones a Europa Press.
Respecto a la media de 100 euros más con los que las familias deben contar para hacer frente a los pagos tras las subidas registradas, Izverniceanu afirmó que esa cantidad será la necesaria "en el mejor de los casos", pero que en muchos otros, esta cifra será superior. "Es una cifra muy optimista", reiteró.
A este contexto de incremento de precios, se ha sumado también otro factor económico negativo: la caída en la compraventa de pisos, que en marzo descendió un 39% menos respecto al mismo mes del año anterior. Según Izverniceanu, "el frenazo era previsible pero no se han puesto las medidas para solucionarlo", y ahora, el que ha sido en los últimos años el motor de la economía, la construcción, está en crisis.
"Existe una crisis real y una sensación de crisis que no anima a comprar; los consumidores prefieren esperar para ver si los precios bajan más", dijo. A esto se une la dificultad de conseguir créditos hipotecarios, ya que sólo se conceden "tres de cada diez, y además, con muchos condicionantes", aseveró.