En 2008, coincidiendo con la campaña electoral, la Plataforma de Apoyo a Zapatero compuso una canción para reírse de los "cenizos" que alertaban sobre la crisis económica que estaba a punto de estallar (véase el debate Pizarro-Solbes) y defender la "alegría" que promulgaba el presidente.
Durante estos años de profunda recesión económica y mientras la lista de parados no ha hecho otra cosa sino incrementarse, los artistas de la zeja no se han pronunciado. Únicamente han elevado su voz por causas como la de Garzón y contra el Supremo.
Ahora, artistas como Joaquín Sabina, Miguel Ríos y Juan Diego, escritores como Almudena Grandes, Eduardo Medicutti y José Manuel Caballero Bonald y periodistas se han adherido al manifiesto "de la Cultura y la Universidad" en apoyo de la huelga general del 29 de septiembre, convocada por CCOO y UGT.
Dicho manifiesto, promovido por el mundo de la cultura y la universidad en Andalucía, se presentará en Sevilla el próximo 22 de septiembre y se han adherido, hasta el momento, los poetas Luis García Montero, Benjamín Prados, José Carlos Rosales, Jesús Fernández Palacios y Milena Rodríguez. También han suscrito el manifiesto la periodista Ángeles Aguilera, el editor Jesús García Sánchez y el pintor Juan Vida.
En el manifiesto sostienen que la huelga general no afecta sólo al movimiento sindical sino que es una "llamada a todos los ciudadanos dispuestos a manifestar su oposición a una Europa gobernada por mercaderes, sin lugar para la política y los espacios públicos del Estado". Además, consideran que se trata de una "llamada a los que no están dispuestos a que se recorten los valores cívicos, los derechos sociales y la dignidad de la ciudadanía".
También es una llamada "a los trabajadores de la cultura porque no podemos dejar de lado los problemas que genera esta crisis al modelo cultural y educativo de nuestra sociedad; porque la inversión en formación y cultura no puede ser residual porque precarizará aún más el empleo de las industrias culturales".
Explican los "trabajadores de la cultura" que se unen a este manifiesto no como un sector "distinguido" o más "conocido" que otros grupos de ciudadanos, sino porque "somos unos trabajadores, ni más ni menos que los demás".
Consideran que por su dedicación "quizá sean un poco más conscientes que otros sectores de que la cultura es un bien irrenunciable y que tiene efectos multiplicadores beneficiosos en todos los aspectos de la vida".
En la línea de los sindicatos
El manifiesto no es contra el Gobierno de Zapatero. Explican que "se trata de dejar oír nuestra voz contra los especuladores y sus cómplices y de levantar nuestra palabra contra los que quieren servirse del silencio para humillarnos y justificar sus negocios indecentes", apostillan en el manifiesto.
Sólo acusan al Ejecutivo de haber firmado un "pacto con la derecha y los empresarios para imponer medidas de una agresiva orientación neoliberal" y alertan de que "la crisis económica depende de una crisis más amplia, política y cultural, que está negando la autoridad de los gobiernos y sometiendo la vida cotidiana a los códigos de la soledad, la desigualdad y la renuncia a la solidaridad".
"Se intenta evidenciar que los gobiernos no pueden representar a sus votantes, ni defender sus intereses, porque están sometidos a las leyes de los mercados financieros. Pero no es verdad. Los gobiernos pueden y deben defendernos del asalto de los especuladores", concluye el manifiesto de la Cultura y la Universidad.