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Obama introduce una barrera proteccionista contra el acero procedente del exterior

La crisis financiera podría derivar en una guerra comercial entre países, tal y como aconteció durante la Gran Depresión. El plan de estímulo económico de Obama incluye una cláusula buy America que impide comprar acero extranjero para la construcción de nuevas infraestructuras.

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La crisis financiera podría derivar en una guerra comercial entre países, tal y como aconteció durante la Gran Depresión. El plan de estímulo económico de Obama incluye una cláusula buy America que impide comprar acero extranjero para la construcción de nuevas infraestructuras.
(Libertad Digital) Obama amenaza con levantar barreras comerciales a la importación de productos foráneos, superando así la última ocurrencia del ministro de Industria español, Miguel Sebastián, en la que animaba a los ciudadanos a consumir exclusivamente productos made in Spain.
 
Obama va más allá, ya que pretende introducir una cláusula buy America en su nuevo plan de estímulo económico que, actualmente, se está negociando en el Congreso de EEUU, y que asciende a más de 825.000 millones de dólares en gasto público y reducciones fiscales. Así, el nuevo Gobierno de EEUU prevé implementar un ambicioso programa de inversión pública centrado en la construcción de nuevas infraestructuras y el impulso de energías renovables.
 
El problema radica en que el dinero público que se destinará a infraestructuras (unos 64.000 millones de dólares) tan sólo podrá ser empleado para adquirir acero fabricado en EEUU. La iniciativa, que parte de los productores norteamericanos, ha obtenido el visto bueno de la Cárama de Representantes del Congreso que está negociando el plan.
 
Sin embargo, la medida aún va más allá y parece anticiparse a los nefastos efectos que tendrá la política energética de Obama sobre la industria pesada del país. Sobre todo, en el ámbito de las acerías, empresas muy intensivas en el uso de la electricidad. Y es que, la apuesta del presidente de EEUU por las energías renovables encarecerá, en gran medida, el precio de la electricidad en la primera potencia mundial, tal y como ha sucedido en España. Una subida próxima al 30% a medio plazo, según advierten los analistas de LD.
 
Ante tal escenario, no es de extrañar que la Administración que dirige Obama se haya anticipado con una medida proteccionista a la más que probable deslocalización industrial que conllevaría un encarecimiento energético de tales características. Y es que, si los fabricantes de acero se van del país, el Gobierno de EEUU cerraría las fronteras de su mercado interno a sus productos.
 
El Congreso ha admitido la cláusula
 
Por otro lado, la luz verde a dicha cláusula ha levantado duras críticas entre el sector exportador de EEUU, ya que temen represalias comerciales similares por parte de países extranjeros en caso de que el plan sea finalmente aprobado en sus actuales términos, informa Times.
 
La propuesta ha levantado de inmediato las alertas en el seno de la Comisión Europea (CE) y, por supuesto, entre los fabricantes europeos de acero, representados a través de la asociación Eurofer. Se trata de un "claro caso de proteccionismo", según el director general de Eurofer, Gordon Moffat, que, incluso, vulneraría la normativa de la Organización Mundial del Comercio.

En España, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) tampoco ve con buenos ojos esta iniciativa. Fuentes de la patronal consultadas por LD creen que "cualquier medida proteccionista es un error que se acaba pagando" y recuerdan que la siderúrgica española Acerinox tiene una planta en Kentucky (EEUU).

No obstante, en confemetal creen que "habrá que leer la letra pequeña" de esta decisión de Obama para calibrar hasta que punto puede hacer daño a las exportaciones españolas siderúrgicas.
 
Obama, el proteccionista
 
Parece que EEUU está tratando de "excluir a las importaciones" a través de este plan. Un portavoz de la CE advierte de que EEUU firmó un acuerdo sobre contratación pública en el marco de la Organización Mundial de Comercio que garantiza el acceso de fabricantes foráneos a programas de inversión estatal en las mismas condiciones y términos que los productores estadounidenses.
 
De este modo, el plan de Obama vulneraría un tratado internacional. Por ello, Eurofer aboga por adoptar "represalias" en caso de que salga adelante la cláusula de buy America. Sin embargo, no son los únicos. El sector exportador de EEUU advierte de que si Obama sigue con su plan, el resto de países cerrarán sus fronteras a los fabricantes norteamericanos, provocando una ingente destrucción de empleo en el país.
 
Restricción al acero extranjero
 
En una carta dirigida la pasada semana a Nancy Pelosi, presidenta de la Cárama de Represenantes, la Cámara de Comercio de EEUU, el Consejo de Comercio Exterior y la Asociación de Industrias Aeroespaciales señalan que si el Gobierno "restringe el acceso a nuestro mercado otros países seguirán sin duda nuestro ejemplo", y ello provocará pérdidas al sector exportador por valor de cientos de miles de millones de dólares.
 
De este modo, la crisis financiera amenaza ahora con convertirse en una guerra comercial, tal y como aconteció durante la Gran Depresión de los años 30, en donde el Gobierno federal optó igualmente por cerrar sus fronteras a los productos foráneos, provocando con ello una escalada proteccionista de devastadoras consecuencias económicas a nivel internacional.
 
La barrera Sarkozy
 
Las medidas de este tipo se acrecientan. Así, a la reciente ocurrencia de Sebastián para animar el consumo de productos exclusivamente españoles, se suma una iniciativa planteada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en el seno de la UE que tenía por objetivo impedir la entrada de capital extranjero en las grandes empresas europeas.
 
La protección de sectores estratégicos por parte de los distintos gobiernos, junto a la creciente nacionalización de empresas y bancos para paliar la crisis económica y las últimas iniciativas orientadas al levantamiento de barreras comerciales amenazan con agravar los efectos de la actual crisis.
 
En este sentido, cabe recordar, que en la reunión del G-20 celebrada en Washington los países más importantes del mundo se comprometieron a defender el libre comercio y a rechazar el proteccionismo. La realidad, una vez más, parece contradecir los buenos deseos de los políticos.

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