La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha decidido aprovechar la reforma laboral que negocian empresarios y sindicatos para recrudecer la ofensiva liberticida en el terreno empresarial. El documento de trabajo elaborado por el departamento ministerial que dirige Celestino Corbacho, incluye varias medidas para obligar a los emprendedores a contratar mujeres, poniendo en un segundo plano la profesionalidad como factor clave para incorporar trabajadores a las compañías.
No es la primera vez que el Ministerio de Trabajo ofrece su colaboración a la ministra Aído. Cada 22 de febrero los poderes públicos españoles convocan actos en los que lanzan mensajes propagandísticos con motivo de la celebración del "Día Europeo de la Igualdad Salarial".
En estos eventos se proclama que las mujeres tienen menos sueldos que los hombres por el machismo imperante en la sociedad, una falacia que se encargan de desenmascarar estudios económicos rigurosos, que el Gobierno obvia en su análisis parcial y reduccionista.
De hecho, asociaciones como la Federación Estatal Unión de Separados dejan en evidencia al ministerio de Aído al ofrecer 4.000 euros a quien pruebe que las mujeres ganan menos que los hombres en igualdad de condiciones. El premio está vigente desde hace cuatro años y todavía no lo ha ganado nadie.
Otro episodio de esta ofensiva se produjo cuando la ministra de Igualdad decidió hacer un casting para que 80 mujeres fueran consejeras en grandes empresas. "La igualdad eleva el talento disponible", dijo.
La muestra más reciente de esta campaña la ha protagonizado la número dos de Celestino Corbacho, es decir, la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, que considera un éxito que el paro entre hombres supere al de las mujeres. No lo dijo ella directamente, sino que encargó un estudio a su departamento de análisis para lanzar este mensaje incendiario.
¿Una reforma laboral feminista?
Una vez puesto en valor todo el proceso de márketing feminista, ya podemos entrar en la propuesta de reforma laboral del Gobierno. El documento "exige la paridad por razón de género en el número total de trabajadores vinculados con contratos para la formación en una empresa".
Esto supondría que si un emprendedor quiere contratar empleados en prácticas, deberá tener el mismo número de chicas que de chicos con una edad comprendida entre 21 y 24 años. Todo ello sin despedir a ningún trabajador, ya que el Ejecutivo prohíbe que los nuevos contratos de formación "conlleven efecto sustitución".
La cuestión no queda ahí. Una vez que el empleado -o empleada, como diría Aído- supere el proceso de aprendizaje, el empresario tendrá una mayor bonificación del sector público si decide contratar a mujeres, desapareciendo incluso el criterio de paridad. Es decir, que una vez acabado el contrato de formación será más barato contratar a una chica que a un chico, siempre que éste último no sea discapacitado o tenga una "baja empleabilidad u ocupabilidad".
Finalmente, el texto entregado por Trabajo a sindicatos y patronal deja muy claro que "deberá respetarse la paridad por sexos, tanto en los programas de empleo para jóvenes como en cualquiera de las políticas activas que se apliquen por los Servicios Públicos de Empleo estatales o autonómicos".