LD (Luis F. Quintero) El Estado más poblado de Norteamérica, California, ve una ligera luz al final del túnel. Se encuentra en una situación crítica con un déficit presupuestario que supera los 24.000 millones y que avanza sin remedio hacia los 42.000 al final del año, según las previsiones de los analistas.
El ejercicio presupuestario finaliza el próximo 1 de julio, cuando comenzará el próximo y el Estado no cuenta con recursos para hacer frente al déficit. Tras la negativa de los contribuyentes a las subidas de impuestos propuestas por Schwarzenegger, el gobernador ha comenzado a desmantelar el Estado del Bienestar de California, suprimiendo gastos en sanidad, educación, prisiones, y seguridad. Según el auditor John Chiang, al Estado le quedan menos de 50 días para sufrir un colapso fiscal sin precedentes, tal y como avanzó LD.
Las dificultades presupuestarias de California han provocado que el Estado proceda a las devoluciones de impuestos en forma "de pagarés basura", en muchos casos. Las caídas sin precedentes en los ingresos por IRPF (que se han desplomado un 39%), por Impuesto de Sociedades (que se han hundido un 52,1%) o las recaudaciones en las tasas sobre las ventas (con una caída del 7,6%), no contribuyen a que California levante el vuelo.
Ya el pasado mes de mayo, el Estado redactó una carta que pensaba enviar al Washington solicitando ayudas del TARP (el Plan ideado por Paulson para la adquisición de activos tóxicos de entidades financieras con dificultades derivadas de la crisis subprime), ante el riesgo de sufrir "efectos devastadores" a cuenta del déficit que arrastraba el Estado.
Pues bien, este martes The Washington Post, recoge las reflexiones de Washington ante la situación de California. En un primer momento, el Gobierno Federal rechaza acudir al rescate de California aunque no lo descarta.
Timothy Geithner, secretario del Tesoro, Lawrence Summers y Christina Romer, principales asesores económicos de la Casa Blanca, temen que California promulgue un recorte masivo del gasto para cerrar su déficit lo que, en su opinión, podría agravar la recesión de este Estado y seguir arrastrando la economía nacional.
No obstante, después de varias reuniones han decidido que California debe hacer más esfuerzos para poner en orden su presupuesto en lugar de dejar toda la responsabilidad sobre un posible rescate Federal. En cualquier caso, han advertido que están siguiendo muy de cerca la evolución de las cuentas californianas y no descartan acudir al rescate, en caso de que la situación de este Estado se deteriore notablemente, según declara un alto funcionario del gobierno.
Pero este funcionario advierte de que la ayuda no será gratuita. Aunque no dio muchos detalles, señaló que en caso de que se lleve a efecto, esta medida de gracia estaría condicionada a proteger a los contribuyentes. Además, las duras condiciones que se le impondrían a California irían también destinadas a desincentivar que otros estados soliciten rescates.
"Después del día 15 de junio, la falta de decisión política diaria pone en peligro la solvencia de nuestro Estado y nuestra capacidad para pagar las escuelas y los profesores y para mantener los hospitales y las exigencias ambientales", advirtió el pasado viernes Arnold Schwarzenegger.
Michigan ya ha recibido ayuda federal
California se encuentra en una situación crítica, pero no es el único Estado que atraviesa importantes dificultades. Michigan, una de las economías más débiles del país, ha sufrido un fuerte deterioro tras las quiebras de General Motors y Chrysler. Se trata de uno de los pocos estados que ha recibido alguna ayuda del Gobierno. No directa, sino en forma de rescate a los gigantes caídos de Detroit.
Para evitar despidos masivos, los funcionarios del Tesoro están estudiando la posibilidad de ayudar a los proveedores del Estado del motor por excelencia con el fin de que se mantenga a flote y diversifique sus negocios para apoyar a la Industria.
La tracción gubernamental concedida a Michigan ha llegado, en su mayor parte, en los rescates practicados sobre Crysler y General Motors a fin de evitar el frenazo total de la producción en su principal ciudad, Detroit.