Salvan vidas a diario, dedican jornadas extenuantes para luchar contra las mafias del tráfico de personas en el Mediterráneo central meridional y, además, lo hacen con una humildad que pocas veces se ve. Su trabajo ha evitado la muerte de 30.000 inmigrantes en los dos últimos años, pero a ellos no les hacen reportajes a medida en los programas estrella del domingo por la noche.
Su misión no es la más peligrosa que están desarrollando nuestras Fuerzas Armadas en el exterior, pero miles personas podrán tener una oportunidad en la vida gracias a ellos. Así son los militares españoles desplegados en la Operación Sophia de la Unión Europea, los elegidos por la nueva ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, para su primera visita a las tropas desplegadas en el exterior.
Embarcada en la fragata F85 Navarra, que a principios de este mes salvó la vida a casi 600 personas en un solo día y en los dos meses que misión a más de 1.800 personas, ha animado a los militares que forman parte de la dotación de la misma a que continúen con su "impresionante labor humanitaria" a la vez que luchan para "eliminar a las mafias que trafican" con seres humanos en el Mediterráneo central.
Cospedal ha recordado que esta misión también sirve para evitar que la crisis humanitaria ponga en riesgo la seguridad de los estados miembros de la Unión Europea y ha alabado la capacidad de cooperar ante estas circunstancias de diferentes agencias de la Unión Europea y de la OTAN, que acaba de activar una misión propia frente a las costas de Libia a la que España aporta el submarino S73 Mistral.
En esta línea, ha recordado que los militares españoles ayudan también a la proyección internacional de España y ha asegurado que los ciudadanos les agradecen su trabajo. A modo de despedida, les ha pedido que "cuiden de su seguridad" y, tras recordar al apoyo silencioso que los familiares prestan a los militares, les ha deseado "mucha suerte, buen viento y buena mar".
La ministra de Defensa se ha dirigido entonces hasta la base aérea de Sigonella, donde se encuentra desplegado el Destacamento Grappa. Allí ha visitado por dentro el avión CN-235 con el que los militares del Ejército del Aire realizan una doble función: por un lado, la identificación y seguimiento de sospechosos de tráfico ilícito de personas; por el otro, el aviso a la misión de las embarcaciones con inmigrantes que se encuentran a la deriva y el lanzamiento de balsas y kists de lanzamiento. Durante la visita de las instalaciones, la ministra se ha emocionado visiblemente: "Se me llenan los ojos de lágrimas y el corazón de emoción con vuestra labor".
Durante los trece meses que el Grappa lleva en la misión (primero con un avión P3 Orión y ahora con el CN-235) se han realizado unas 1.300 horas de vuelo repartidas entre 177 misiones, en las que se han detectado un total de 435 embarcaciones a la deriva, lo que hace un total de unas 56.000 personas en su interior.