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"Roto, liquidado y acabado": así estaba el diálogo con ETA que Zapatero ordenó seguir

El presidente del Gobierno acaba de admitir que autorizó a continuar la negociación con ETA después del asesinato de Diego Palate y Carlos Estacio en el atentado del 30 de diciembre de 2006 contra el aparcamiento de la T-4 en Madrid. La confesión cobra una relevancia sin precedentes en la etapa constitucional, a la luz de lo que José Luis Rodríguez Zapatero dijo sobre la posibilidad de volver a dialogar con ETA. Libertad Digital hace recuento de las negaciones y desmentidos más significativos del presidente y de su Gobierno a las evidencias de que ha seguido reuniéndose con los terroristas en secreto.

El Gobierno intenta sofocar el escándalo acelerando la ilegalización de ANV

El presidente del Gobierno acaba de admitir que autorizó a continuar la negociación con ETA después del asesinato de Diego Palate y Carlos Estacio en el atentado del 30 de diciembre de 2006 contra el aparcamiento de la T-4 en Madrid. La confesión cobra una relevancia sin precedentes en la etapa constitucional, a la luz de lo que José Luis Rodríguez Zapatero dijo sobre la posibilidad de volver a dialogar con ETA. Libertad Digital hace recuento de las negaciones y desmentidos más significativos del presidente y de su Gobierno a las evidencias de que ha seguido reuniéndose con los terroristas en secreto.
LD (V.Gago) El mismo 30 de diciembre de 2006, sábado por la tarde, el presidente convocó una rueda de prensa en La Moncloa para anunciar que había ordenado "suspender todas las iniciativas para desarrollar el diálogo con ETA" y garantizó que "no habrá ninguna posibilidad de ese diálogo hasta que la banda terrorista no tenga una voluntad inequívoca de abandonar la violencia".
 
El 2 de enero de 2007, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que "evidentemente", el proceso de paz está "roto, liquidado y acabado" y, en respuesta a los periodistas, admitió que en esta ocasión [refiriéndose al asesinato de los dos obreros ecuatorianos] es "insalvable".
 
La aparente rotundidad del ministro obedecía a que el presidente había hablado de "suspensión" en su primera reacción al atentado de la T-4, lo que no había convencido a una parte de la Prensa ni al PP.
 
Cinco días después, el 4 de enero de 2007, durante su visita a los restos del edificio del aeropuerto atacado por ETA con una de las bombas más potentes de la historia de la banda terrorista, José Luis Rodríguez  Zapatero matizó el compromiso de firmeza de los primeros momentos y volvió a usar el lenguaje elusivo que ha caracterizado sus explicaciones sobre los contactos con ETA.
 
Ese día, con los escombros de la T-4 como telón de fondo y después de reunirse con las familias de los dos obreros ecuatorianos asesinados, Zapatero dijo que su "energía y determinación para alcanzar la paz es aún, si cabe, mucho mayor" que antes del atentado.
 
¿Qué pudo ocurrir entre el 30 de diciembre y el 4 de enero para que Zapatero modulase su discurso de ruptura de la negociación?
 
La confesión de que el diálogo con los terroristas continuó con su conocimiento y autorización, hecha este fin de semana a El Mundo, ofrece nuevas claves para entender el significado de aquellas ambiguas palabras del 4 de enero de 2007: "Mi energía y determinación para alcanzar la paz es aún, si cabe, mucho mayor".
 
También adquieren nuevos sentidos los llamamientos al PP a que apoyase incondicionalmente al Gobierno, realizados por el presidente y por su número dos, la vicepresidenta María Teresa Fernández de La Vega, después de aquel atentado.
 
El 8 de enero de 2007, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se reunieron en La Moncloa, un encuentro ansiosamente buscado por el presidente en su política de gestos tras el doble asesinato de ETA. Tras la cita, la vicepresidenta explicó que Zapatero había vuelto a ofrecer a Rajoy "diálogo permanente" para lograr la unidad antiterrorista. Un año después, esa unidad no se ha recompuesto, y se ha comprobado –por confesión del propio presidente– que Zapatero mintió a la Nación al negar que se habían reanudado los contactos con ETA después del atentado contra la T-4.
 
Cuando, meses después, se acumulaban las evidencias de que la negociación con los terroristas continuaba, José Luis Rodríguez Zapatero no dudó en desmentirlas, ofendido por la sola sospecha.
 
El 20 de mayo de 2007, días antes de las Elecciones autonómicas y locales, el presidente calificó de "dislate" las informaciones periodísticas que, en aquellos días, aportaban pruebas y testimonios fehacientes de que enviados de Zapatero y miembros de la banda terrorista ETA habían estado reuniéndose en secreto en vísperas electorales.
 
Uno de los diarios que aportaron informaciones de esos contactos, ABC, sostuvo que en las reuniones se había negociado sobre la participación de ETA-Batasuna en las Elecciones a través de las listas de ANV.
 
Por aquellos días, Gara –órgano oficioso de la propaganda de ETA– publicó que el PSOE había estado preparando la negociación con Batasuna por medio de 25 reuniones celebradas desde 2001, es decir, mientras Rodríguez Zapatero proponía y firmaba el Pacto Anti-Terrorista con el PP.
 
El 20 de mayo pasado, Zapatero dijo que le producía "gran tristeza" que el PP diese credibilidad a las informaciones que apuntaban la continuidad de la negociación con ETA. Añadió que es "radical y absolutamente falso" que "autorizara, conociera o promoviera" relaciones "no ya con ETA, por supuesto, ni con Batasuna".
 
Todo lo contrario de lo que ha admitido este fin de semana, en la entrevista concedida al diario El Mundo. En ella, Rodríguez Zapatero confiesa que los contactos con ETA siguieron después del asesinato de dos obreros ecuatorianos, que él mismo los autorizó y que lo hizo a petición de "instancias internacionales".
 
En la etapa constitucional, no se había dado un caso tan flagrante de engaño a la Nación por el presidente. Con su grave confesión, Rodríguez Zapatero no sólo ha reconocido lo que las evidencias venían delatando –que ha continuado negociando con ETA en secreto–, sino que ha admitido, implícita pero inequívocamente, que su Gobierno y él mismo no han dicho la verdad a los ciudadanos en todo este tiempo.

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