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Agapito Maestre

Podemos en el sistema

Los analistas obstinados con estigmatizar a Podemos se enteran tarde y mal de las cosas.

Unos cuantos socialistas se han pasado ya a Podemos. Se pasarán muchos más. Podemos necesita cuadros con experiencia y cierta solvencia para encarar su futuro político. Eso es normal. Lo sorprendente es que algunos medios de comunicación se escandalicen, o peor, simulen extrañarse porque militantes socialistas se hayan afiliado a Podemos, incluso el diario ABC ha utilizado una portada para informar de que buenos colaboradores de Bono y Barreda, en la Junta de Castilla-La Mancha, ya estén integrados en las filas de Podemos. Hay que ver estas cosas con normalidad. Pasen de largo, hombre, como hacen con fenómenos similares. No seré yo quién les pregunte a los amigos de ABC: ¿por qué no informan sobre un número de antiguos cargos socialistas, también vinculados a Bono y Barreda, que fueron nombrados por el Gobierno del PP para ocupar en esta legislatura cargos tan relevantes como tuvieron en su pasado socialista, incluso algunos no han dejado su militancia socialista? En efecto, personas con cargos, estrictamente políticos, de la actual Administración del PP ocuparon también altos puestos en el pasado reciente socialista, pero los informadores miran para otro lado. Quizá sea normal esto en la democracia española. No lo sé.

Lo que sí tengo muy claro es que la ira, la rabia y el odio no son buenas consejeras para analizar los nuevos fenómenos políticos que han surgido en España en los últimos años. Quienes solo han visto en Podemos un producto de los medios de comunicación y de la revolución bolivariana, un engendro más de la extrema izquierda antisistema fundada en el resentimiento contra el capitalismo, no soportarán con facilidad que cargos y colaboradores de Bono y Barreda, en Castilla-La Mancha, hayan pasado a formar parte de los cuadros, aunque mejor sería hablar de círculos, de Podemos. Pobres. Los analistas obstinados con estigmatizar a Podemos con la misma rabia que, a veces, utilizan los de Pablo Iglesias con las instituciones democráticas, se enteran tarde y mal de las cosas. Nunca comprenderán que las condiciones históricas, las circunstancias políticas de una sociedad, pueden hacer cambiar con rapidez los proyectos revolucionarios fraguados en las covachuelas universitarias.

Pero, sobre todo, la ceguera intelectual de esos analistas políticos, acostumbrados antes a embestir que a dudar, delata su desconocimiento de la historia reciente de los partidos políticos españoles. Si estudiaran un poco la historia del PCE y del PSOE y, por supuesto, de sus tortuosas relaciones, entenderían algunas cosas que ya están pasando… Claro que los votantes cambian de partido como los profesionales de la política van a otras formaciones políticas. Los de UPyD pasarán a Ciudadanos como muchos del PP y del PSOE pasarán a formar parte de las huestes de Rivera. También entre el PSOE y Podemos pasará los mismo, entonces no veo por qué se extrañan tanto algunos analistas de estos cambios. El trasvase de cuadros y profesionales de la política de unos partidos a otros será permanente, sobre todo en una situación de marcado pluripartidismo como el que ahora vivimos. Entérense, por favor, los sufridos analistas, esos que sólo ven en Podemos barbarie y revolución deforme, que el fin del bipartidismo quizá no sea una bendición, pero no es una catástrofe. Es una realidad que necesita otro discurso, que nada tiene que ver con la argumentación del viejo partidismo, para entender qué está pasando.

Acerca de la relación del PSOE y Podemos –según ya anunciamos en estas páginas por el mes de noviembre e insistimos más tarde al comentar la reunión que tuvieron Bono y la cúpula de Podemos–, especialmente sobre los traspasos de militancia de un partido a otro, habrá que verlas con normalidad, entre otros motivos, porque Podemos es un partido que tiende hacia la socialdemocracia, es decir, es un partido que utilizará todos los mecanismos de la política para alcanzar el poder. Podemos está mimetizando los mismos mecanismos que utilizó el PSOE de González para llenar su formación con cuadros intermedios, intelectuales y técnicos, o sea, gente mejor preparada que ellos para alcanzar el poder. Pues eso, exactamente, hace ahora Podemos. Igual que el PSOE se nutrió en el pasado de los cuadros del PCE y de otros partidos de la extrema izquierda (ORT, PCT), ahora Podemos integra en sus filas a políticos con colmillo retorcido, oficinistas de la Junta de Castilla-La Mancha que gobernó, durante muchos años, Bono.

Así las cosas, quienes defienden el actual sistema político tendrían que estar contentos con estos trasvases de militantes de un partido a otro, pues que no creo que la gente formada a la vera de políticos tan correctos y castos, y tan defensores de la casta a la hora de defender las instituciones, como son Bono y Barreda, sea gente temible. Y menos revolucionaria. ¿O creen ustedes que un antiguo jefe de gabinete de la Consejería del Territorio de la última legislatura de Barreda, un señor llamado Manuel Jesús Arias, se ha pasado a Podemos para hacer la revolución? Perdón por el interrogante, creo que solo plantearlo mueve a la hilaridad. Y yo, por favor, no deseo reírme de nadie salvo de mí mismo. En fin, cuesta mucho pensar que las personas que sirvieron lealmente a Bono y Barreda se hayan hecho de la noche a la mañana revolucionarias. Al contrario, esos oficinistas de partido, profesionales de la política con experiencia contrastada en la burocracia de los partidos y de las instituciones, darán no sólo un barniz socialdemócrata a Podemos sino también un fondo para hacer política sólo y exclusivamente institucional. Serán, al fin, gente parecida a Justo Zambrana, antiguo subsecretario del ex ministro de Defensa, José Bono Martínez, y actualmente alto cargo del Gobierno de España nombrado por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert.

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