¿Por qué se valora tan poco la influencia ejercida por el entorno vital en la construcción de la personalidad de nuestros políticos? ¿Acaso no tienen importancia en sus decisiones políticas cuando alcanzan el poder?
Algunos ejemplos. En Corea del Norte un niño consentido ostenta una granja de seres humanos y se divierte con juguetes nucleares. Es el tercero de una dinastía comunista. Imposible mayor contradicción. ¿No explica nada o lo explica todo?
Al otro lado del Océano Pacífico, Donald Trump repite pautas. Heredero y ganador en el mundo de los negocios, confunde disponer de los demás con el orden de las cosas. Nada extraño donde Dios es el dinero. No siempre la educación ayuda a minimizar los daños colaterales de ese exceso. A Kim Jong Un ni siquiera le hace falta el dinero. Desde pequeño se le educó en una atmósfera de déspotas y ha acabado ejerciendo de psicópata. Un mequetrefe que en cualquier colegio de barriada occidental sufriría bullying.
Contradecirles no debe de resultar fácil, hecho que podría explicar por qué han reducido una crisis internacional a una cuestión personal. Los estilos son distintos, pero la bronca, idéntica. Dos vulgares matones con guardaespaldas. O sea, dos cobardes. ¡Qué lástima que no se les pudiese obligar a resolver el conflicto en un duelo a muerte! Como los caballeros medievales o los ofendidos románticos del XIX. El mundo se libraría de uno de los machos alfa y ningún ciudadano sufriría las consecuencias de su testosterona. Además de un gran negocio para las televisiones basura y la oportunidad para alejar del poder a belicistas por delegación.
¿Tiene algún sentido esta escalada de violencia retórica entre estos dos niñatos malcriados? ¿Beneficia en algo a alguno de sus ciudadanos?
Ahora si quieren, podemos entrar en los intereses geoestratégicos de la zona, en los intereses económicos que los sustentan, y en los daños colaterales que un conflicto produciría a los países satélites de chinos y americanos. Pero el análisis de la crisis seguiría viciado por la personalidad de dos broncas que no deben de caer bien ni a sus partidarios.
Ayer Maduro ha liquidado la separación de poderes en Venezuela al sustituir por decreto la Asamblea Nacional elegida democráticamente por la Asamblea Constituyente impuesta por una votación pervertida por completo. ¿Acaso se puede separar la personalidad de estos sujetos de sus abusos? ¿Tienen los ciudadanos algún modo de defenderse de sus decisiones psicóticas?