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Carlos Semprún Maura

Poisson d’avril

En Francia el 1º de Abril es el día de las inocentadas, bromas de mal gusto y falsas noticias, que se califican como el título. Pero parece que nadie tenga ánimo para mucha broma. Una oleada de atentados antisemitas se ha volcado por todo el territorio: en Lyon, Estrasburgo, Marsella, comandos encapuchados han atacado e incendiado sinagogas; en Tolosa, una carnicería “Kashir” ha recibido un tiroteo, en Villeurbanne (arrabales de Lyon) una pareja joven, ella encinta, ha sido agredida por un grupo de magrebíes, porque él llevaba la kippa. Hubo que conducirles de urgencia a un hospital. Estas agresiones antisemitas ocurren tras cientos anteriores de las que nadie hablaba.

Las autoridades y los candidatos, Chirac y Jospin, en primer lugar, repiten que Francia no es antisemita y, al mismo tiempo, lamentan.... el antisemitismo. Al pan, pan, y al vino, vino: la casi totalidad de los medios informativos, de la clase política, las manifestaciones de solidaridad “con el pueblo palestino”, son cada vez más antisemitas y han creado en Francia un clima de intolerancia, perfectamente utilizado por el integrismo islámico, la radical imbecilidad del izquierdismo y los petrodólares del Golfo. Que no se olvide nunca en esta tragedia que el fanatismo religioso, y “revolucionario”, está subvencionado.

El cada vez más tétrico José Bové cuenta en Le Monde, este primero de abril, su emoción por haber logrado besar las mejillas de Arafat en Ramalla. Mientras tanto, firme, muy solo, inteligente, Alain Finkielkraut, dice las cosas como son, que esa maldita guerra dura desde 1947, que cada vez que se vislumbran posibilidades de negociación, de armisticio, los atentados terroristas aumentan y echan todo a perder. Acaba de ocurrir de nuevo estos días. Pese a todo, es partidario de la paz y de un estado palestino, como yo, pero no se hace la menor ilusión, yo tampoco. No hay happy end, a la vista. Sencillamente porque los “árabes”, quieren la destrucción de Israel, como primera etapa de la conquista islámica del mundo.

Desde las colonias francesas de Guadalupe y Martinica (Francia es el único país occidental aún colonial), Jospin lanzó al mundo sus teorías filosóficas, según las cuales la República francesa al no ser racista, los atentados antisemitas sólo pueden ser obra de algunos extraterrestres de derecha, como, se supone, los atentados suicidas en Israel, ya que Arafat, es Premio Nobel de la Paz. Si la televisión tiene mil y un defectos, tiene una virtud: las imágenes hablan, y por los codos. En este caso, contemplar a la esposa del que ya se cree Presidente tocar el tambor, semi histérica (¿será el ron? ¡Ojalá!), y a su marido-candidato tutear a desconocidos, cosa que no se atrevería hacer en una fábrica metropolitana, demostrando así su desprecio inconsciente por los negros, me pareció curioso boccato di cardinale, o para volver al titulo: “por la boca muere el pez”. Desgraciadamente no es seguro.

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