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EDITORIAL

Madrid, el ejemplo fiscal a seguir

La Comunidad de Madrid está demostrando de forma fehaciente, con hechos y no con meras palabras, que la combinación de austeridad presupuestaria y liberalización económica no sólo se traduce en un mayor potencial de crecimiento y creación de empleo sino también en un menor déficit público. La comunidad que preside Ignacio González se ha convertido en el principal motor económico de España gracias a su decidida apuesta por la contención del gasto público, sin que ello suponga menoscabo alguno en la calidad de los servicios básicos, y una política económica favorable a la creación de empresas y el desarrollo económico. Y ello, sin necesidad de subir impuestos, a diferencia de lo que sucede en el resto de España. El histórico aumento tributario registrado durante la crisis ha transformado España en un auténtico infierno fiscal, pero, por suerte, Madrid es la excepción que confirma esta regla, ya que el Gobierno regional se ha mantenido firme en su compromiso de no elevar los impuestos, a pesar de las fuertes presiones ejercidas por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para sangrar aún más a los contribuyentes madrileños.

Como resultado, Madrid se ha convertido en un refugio fiscal en comparación con el resto de comunidades autónomas, una especie de islote para resguardarse, al menos parcialmente, de la despiadada rapiña tributaria que, lamentablemente, desarrollan el resto de Administraciones Públicas con el único fin de mantener su excesivo nivel de gasto público, sin dejar de incurrir en elevados déficits. No en vano, más allá de las 5.000 empresas que han trasladado su sede a Madrid desde 2010 -mil de ellas catalanas- para escapar del asfixiante intervencionismo público que reina en el resto de España, la comunidad que gobierna González también ha acogido a un gran número de exiliados fiscales durante la crisis, personas de rentas medias y altas que han huido de las políticas confiscatorias de sus respectivas regiones.

Cabe recordar que el tipo de IRPF que soportan las rentas más altas en Madrid es del 51,9% frente al 56% en Cataluña, con la ventaja añadida de la eliminación del Impuesto de Patrimonio y la práctica exoneración en Sucesiones y Donaciones. Ante tal panorama, no es de extrañar, por tanto, que Madrid concentrara en 2011 casi la mitad de los contribuyentes con ingresos superiores a 600.000 euros al año frente al exiguo 22% de Cataluña. Asimismo, también aglutina al 40% de las rentas superiores a 150.000 euros, un volumen muy superior al de la región que gobierna Artur Mas (24%).

La moderación fiscal y su favorable regulación han permitido a Madrid liderar todos los índices de inversión extranjera, atracción de empresas y capital humano, demostrando, al mismo tiempo, que es posible aumentar la recaudación fiscal y reducir el déficit público bajando impuestos. Por ello, Madrid es el ejemplo a seguir en materia tributaria, no sólo a nivel autonómico sino también nacional. Montoro y Mas, entre otros políticos, deberían aprender del exitoso resultado cosechado por González para imitar sus políticas en vez de seguir castigando a familias y empresas con impuestos confiscatorios que tan sólo perjudican la creación de riqueza y, por tanto, retrasan la recuperación.

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