Javier González Ferrari ha tenido que ir a dar explicaciones al Parlamento por haber retirado de la programación de TVE el único programa dedicado exclusivamente a la difusión del teatro. Pero, como viene siendo habitual, ahora que ha expuesto sus razones , es cuando nos ha hecho caer en la cuenta de lo equivocado que está. La desaparición de “Lo tuyo es puro teatro” no es como para rasgarse las vestiduras, ni siquiera las de la oposición; pues era uno de esos compromisos, medio apalabrados con el ministerio de Cultura, que ponen a un esqueje de familia de actores a presentar en “La 2” las producciones teatrales con un punto endogámico y pedante. Algo perfectamente prescindible en términos televisivos, e incluso de la propia promoción del teatro. González Ferrari, sin embargo, ha querido justificar la falta de iniciativas en TVE para ligar teatro y televisión diciendo que el espacio en cuestión costaba 4.700.000 y el INAEM, organismo dirigido por Andrés Amorós, sólo lo subvencionaba con 225.000 por pieza. Amorós dice que va a revisar el acuerdo, pero no para eliminar la ayuda, que sería lo razonable, sino, se supone, para elevarla.
O sea, aumentar el despropósito de que el ministerio de Educación y Cultura financie a TVE, continuar esa política de arreglos medio políticos y no exigir que se haga una buena promoción del teatro en informativos que es la obligación de una televisión pública. Bastante tiene el INAEM con sostener unos teatros siempre en huelga pidiendo subvenciones, como para encima darle dinero a quien con gran alegría paga millonadas por basuras. Que cumpla Ferrari con su obligación, que es garantizar un nivel de calidad en la información y atender como debe los campos de la cultura, que bastante tiene Amorós con abrir el telón y tapar las boquitas del teatro.
La televisión no necesita el apoyo del ministerio de turno para hacer la tarea que le corresponde. ¿Piensa alguien que el programa de Labordeta necesita que meta mano o pasta el ministerio de agricultura o el de turismo para tener éxito? Sería una auténtica ruina, mucho peor que la que le acarrearía a TVE, según Ferrari, dedicar, con desgana, un pellizquito de su presupuesto al teatro.
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