Este periódico digital ha acogido, el lunes 13 de abril, un artículo de Mikel Buesa según el cual, en los tiempos en que ambos estábamos afiliados a UPyD y formábamos parte de su ejecutiva, yo habría participado en su defenestración, del mismo modo que en momentos más recientes lo habría hecho Toni Cantó en el caso de Sosa Wagner.
Ignoro lo que haya dicho o hecho el ex diputado por Valencia en relación con mi amigo Paco Sosa, pero quiero manifestar públicamente que en ningún momento yo tomé parte en purga alguna respecto de Buesa o de cualquier otro afiliado a UPyD. Es más, una vez tuve conocimiento del contencioso existente entre el actual candidato a la Asamblea de Madrid, Ramón Marcos, y el entonces responsable de UPyD en materia económica, Mikel Buesa, yo me presentaba en el despacho de Rosa Díez para ofrecerme como mediador en un conflicto que para mí conllevaba una previsible pérdida de recursos humanos para la organización, además de suponer un desgaste de tiempo que podría haberse empleado de manera más útil. Siempre he pensado que estas disputas internas, por mucho que sean frecuentes en los partidos, resultan estériles. La respuesta de la portavoz de UPyD a mi ofrecimiento fue negativa. Según ella, una actitud de ese tipo podría granjearme las antipatías de los dos rivales. Sólo serviría —según ella— para quemarme. Además —agregaría Díez—, ella tenía previsto que en el Consejo de Dirección que siguiera al primer Congreso de UPyD, los componentes del mismo no podríamos participar en las organizaciones territoriales del partido.
Así empezaría y concluiría mi corta participación en este -por lo demás- lamentable asunto; una lucha que enfrentaba a estos dos hombres en la primera organización territorial de UPyD en Madrid. Debo añadir que, personalmente, fue para mí un disgusto que la solución al enfrentamiento se saldara con la salida de Buesa del partido. Siempre aprendí de él y su pérdida -como casi todas las humanas que se producen en los partidos- sería irreemplazable.
Otros serán, sin duda, responsables de ese desenlace, no yo. Ahora bien, si Buesa tiene algún dato que yo no conozca o pueda aclarar al respecto, no tengo ninguna dificultad en hacerlo. En todo caso, tengo muy tranquila la conciencia: yo no participé en ese incidente.