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Gabriel Moris

Sentencia sin contenidos

"No os preocupéis", nos dijeron; "la justicia es lenta pero segura".

El pasado día 31 de octubre se cumplió el noveno aniversario de la sentencia más llamativa del siglo XXI. El sumario 20/04, el juicio de la Casa de Campo –televisado al mundo entero– y la sentencia fueron la puesta en escena realizada para ocultar toda la verdad del crimen más horrendo de nuestra reciente y negra historia. La fecha elegida, pórtico de un puente muy especial, parecía la adecuada para pasar inadvertida. El día de los Santos y el de los Difuntos pueden ser las fechas más adecuadas para recordar a los nuestros. Ellos son no sólo nuestros seres queridos, sino nuestras víctimas de la barbarie, el odio y la violencia. Y, lo que es peor, los olvidados conscientemente por los poderes públicos y por la sociedad civil.

¿Qué pensarían ellos si estuvieran contemplando con sus ojos mortales estos comportamientos? A nosotros, desgraciadamente, parecen dejarnos indiferentes.

Nada me produciría más satisfacción que poder dar por buena esa u otras sentencias que desvelaran totalmente lo ocurrido en los atentados de los trenes de Cercanías. Desgraciadamente, ni a mí ni a muchas personas –medianamente informadas– nos parece que pueda darse por resuelto el caso, transcurridos casi trece años de los hechos. En octubre vi un programa sobre el 11-M emitido hace unos años en Veo 7, y el setenta por ciento de los encuestados en el mismo opinaban que debía reabrirse el caso. Posiblemente sea anecdótico, pero también es indicativo de lo que piensan las personas más o menos conocedoras del tema.

El año 2006, visto que la instrucción seguía cerrada y no se admitían sugerencias de las partes, un grupo de víctimas fuimos recibidas –con nuestro abogado– por el entonces presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Manifestamos nuestra preocupación ante el mutismo de la instrucción, ante las irregularidades desveladas por algunos medios de comunicación y ante la lentitud del proceso.

Intento recordar algunos comentarios de la inolvidable entrevista. Manifestamos nuestra preocupación por la situación del proceso y por la negativa del juez instructor a las peticiones de investigación de las partes. Lo único que conocíamos era el número y el nombre de los detenidos. Nos respondió el juez: "No os preocupéis, la justicia es lenta pero segura". "Es urgente abrir juicio oral ya que si, no es así, habrá que poner en libertad a los detenidos". "Este primer juicio tendrá por objetivo determinar el grado de participación en los hechos de los ciento quince detenidos". "Después seguirán otros juicios hasta el esclarecimiento total de los hechos y las responsabilidades de los autores".

Sobre la autoría, nos comentó: "Olvidaos de los moritos, esos no tienen capacidad para organizar un atentado de esa naturaleza". Y ante nuestra insistencia sobre la autoría nos respondió: eso sólo ha podido ser obra de una mente diabólica.

Esa mente diabólica no se ha identificado aún.

Nueve años después de la sentencia. no podemos hacer un balance más pobre de la misma: un autor material y dos colaboradores. ¿ Alguien puede creer que la matanza de 192 inocentes –por la explosión simultánea de cuatro trenes– puede saldarse de esta forma? La destrucción de los vagones explosionados, las muertes en Leganés, la desaparición de evidencias, las amenazas de artefactos en Alcalá de Henares, el Skoda Favia, los hechos de Mocejón, etc., ¿no podrían contribuir a completar la aclaración de los crímenes?

Ni la Audiencia Nacional ni la Audiencia Provincial de Madrid han admitido y enjuiciado ninguna de las querellas presentadas en ellas después del tristemente famoso juicio. Los premios y ascensos para los responsables de la prevención, investigación y enjuiciamiento no parecen guardar relación con los paupérrimos resultados obtenidos o al menos no han sido debidamente explicados.

No creo que pueda encontrar mejor forma de cerrar esta reflexión que con la transcripción de esta frase: "La peor forma de injusticia es la justicia simulada" (Platón).

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