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Moción en las urnas

Rajoy no puede sentarse a esperar que los socialistas se destruyan a sí mismos, porque en esa lucha partidista ambos pueden sumir al conjunto de España en un caos absoluto.

Los españoles plantearon al Gobierno de Zapatero una auténtica moción de censura en las urnas el pasado domingo. Y muy dura: el PSOE no sólo pierde, sino que pierde buena parte del poder autonómico y local que había atesorado desde la Transición democrática. El resultado es tan catastrófico para los socialistas que ha puesto en riesgo no solo la estabilidad del Gobierno, sino la propia supervivencia del partido que lo sustenta como fuerza política de ámbito nacional. En nuestra opinión, el fracaso de Zapatero puede tener la única y gran virtud de vacunar a España de socialismo por unas cuantas décadas.

Las elecciones han puesto en evidencia además la nula representatividad de las movilizaciones protagonizadas por extremistas de izquierda en la jornada electoral. Y eso que lo han hecho ante la indolencia de un Rubalcaba que se ha negado a cumplir los mandatos de la Junta Electoral de disolver las ilegales concentraciones. La participación, superior a la de comicios pasados, ha desautorizado por completo un movimiento que pretendía en última instancia deslegitimar la alternancia democrática. La voluntad de los ciudadanos se ha expresado con claridad y contundencia en las urnas para castigar a un Gobierno que ha hecho un daño inmenso a nuestra Nación y que ha dañado gravemente a familias y empresas españolas. El mensaje en las urnas es claro y rotundo: un voto de confianza a una alternativa que gobernará a partir de ahora la mayoría de las comunidades autónomas y las principales ciudades de nuestro país.

La página más amarga de estas elecciones es la vuelta de ETA a las instituciones democráticas del País Vasco y Navarra, sin que la banda terrorista haya anunciado su disolución ni sus cómplices políticos hayan mostrado arrepentimiento ni condenado un solo asesinato. Los representantes políticos de los terroristas se han convertido por la voluntad del Gobierno Zapatero en la segunda fuerza política en el País Vasco, pueden gobernar en más de un centenar de ayuntamientos y manejar millones de euros de dinero público al servicio de sus fines totalitarios y criminales. La presencia de ETA en los ayuntamientos vascos y navarros supone un retroceso de décadas en la lucha contra el terrorismo y pone en riesgo la propia victoria de la democracia española sobre el terror. Es una traición a las víctimas del terrorismo que nos resulta inaceptable.

El Partido Popular ha obtenido en estas elecciones una victoria muy importante. No solo en términos de poder territorial, sino también en la consolidación de su alternativa al desastre de Zapatero. Tiene ahora el difícil reto de no defraudar la confianza y la ilusión depositada por millones de españoles en unos momentos particularmente difíciles. En nuestra opinión, en este último tramo de legislatura Rajoy tiene la obligación de intensificar su labor de oposición para lograr la convocatoria de unas elecciones generales que son una necesidad cada vez más urgente, empezando por la imagen exterior del país. Por otro lado, en la campaña de las elecciones generales el candidato del PP a la presidencia del Gobierno deberá ampliar el catálogo de asuntos a tratar, dar mayor contenido a su discurso y generar ilusión de verdad. En la situación de emergencia que atraviesa España, Rajoy no puede sentarse a esperar que los socialistas se destruyan a sí mismos, porque en esa lucha partidista ambos pueden sumir al conjunto de España en un caos absoluto. Frente a esta tentación, nosotros tenemos claro que es la ocasión de hacer retroceder veinte años al Partido Socialista que ha hecho retroceder a España cuarenta. 

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