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Guillermo Dupuy

Celebraron el 11-M... y el 14-M

Por lo visto, han tenido que saber que presos islamistas y etarras celebraron juntos la masacre del 11 M para que algunos descubran la compartida “bajeza moral” y la “confluencia de intereses” entre galgos y podencos. ¿Es que no se conocía ya todo esto? ¿Tan disparatado era situar en el mismo plano moral a unos y otros? Y en cuanto a intereses, ¿acaso ambos no combatían derramando sangre la política del Gobierno de Aznar? ¿Acaso los etarras tendrían que renunciar a los objetivos políticos que persiguen con sus crímenes si los islamistas lograran los suyos? ¿Acaso los etarras no eran, a su vez, partidarios como el que más de la retirada de las tropas de Irak? ¿Acaso los terroristas islamistas y nacionalistas no se llaman así mismos “resistentes”?
 
¿Por qué destacar ahora una celebración conjunta entre terroristas, cuando se ha silenciado la satisfacción y la esperanza que mostraba ETA por el resultado de las elecciones en su comunicado de poco después del 14-M? ¿Es que tampoco conocíamos la satisfacción que han mostrado las organizaciones terroristas islámicas por el cambio de política llevado a cabo por Zapatero?
 
Lo sorprendente no es que se sepa que, tanto los galgos como los podencos, tengan una similar bajeza moral o que ambos verían con esperanza el fin del Gobierno del PP. Lo sorprendente es el tiempo que tantos lo han ocultado.
 
Lo decisivo, lo infamemente decisivo, fue que se creara un estado de opinión pública que, llegada una matanza, fuera susceptible de variar su intención de voto en función de si eran galgos o podencos los autores de la misma. Entiéndase bien. Si la política de Aznar hubiera sido firme y combativa contra ETA, pero cómplice o condescendiente con el terrorismo islámico, se podría entender que los votantes exigieran saber la autoría de la masacre a la hora de votar y, por lo tanto, de premiar o castigar respectivamente esa firmeza o esa condescendencia del anterior Gobierno. Pero no fue ese, evidentemente, el caso de la política de Aznar.
 
Creemos que era —y sigue siendo— tan buena la formación moral y política de los españoles respecto a ETA que una matanza así le hubiera salido por la culata a la organización terrorista vasca. El probable incremento de votos que hubiera podido tener el PP -apareciendo ETA como autora de la matanza- no sería otra cosa que un efecto indeseado y perverso desde el punto de vista, no sólo de los etarras, sino también de los islamistas. Lo que, desde luego, no ha sido la derrota del PP es un efecto indeseado por parte de los autores del 11-M, sean estos quienes sean.
 
Sin embargo ¿qué información se le dio a los españoles sobre Irak o sobre el terrorismo islámico? El diagnostico de situación que la mayoría de los medios ha hecho de Irak se asemeja más al que pudiera hacer Sadam Husein o cualquiera de los autores del 11M —sean estos etarras o islámicos— que el que ha hecho Aznar, Bush o, ayer mismo, el nuevo presidente provisional de Irak.
 
Y si no, ahí están las hemerotecas —o la prensa de mañana- para dar luz sobre el verdadero, infame y fatal “agujero negro” del 11-M, sin el cual no se entenderá cualquiera de los que queden por iluminar...
 
 

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