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Guillermo Dupuy

¿Cuánto nos va a costar evitar unas nuevas elecciones?

¿Qué retos va a afrontar este gobierno si la gobernabilidad se sostiene en nuevas concesiones a los nacionalistas y a nuestras manirotas autonomías?

Muchos recordarán las críticas y los comentarios jocosos que le llovieron a Aznar por aquellas declaraciones suyas en el año 1996 en las que afirmaba que hablaba catalán en "círculos reducidos, no muy amplios". Aquello fue interpretado como una muestra de ridículo servilismo ante unos nacionalistas catalanes –bastante menos desatados que los de ahora– de los que el PP dependía para poder gobernar. Sin embargo, tras ver, años después, cómo Aznar no se ha cortado un pelo a la hora de hablar en público en lenguas que no conoce lo suficientemente bien, uno ya no sabe si, en ese peloteo a sus socios nacionalistas, no había algo también de boba osadía.

Pero volviendo al presente: Rajoy necesita inexorablemente del apoyo del PNV para sacar adelante los presupuestos si el PSOE vota en contra. Y eso es sumamente preocupante por mucho que podamos estar seguros de que este presidente jamás osaría decir que habla vasco en la intimidad. Más aun cuando la información que hay respecto de dichas negociaciones es casi nula al tiempo que contradictoria. Por un lado, algunos ya dan por descontado el acuerdo, mientras que, por el otro, los nacionalistas vascos dicen que ni siquiera conocen borrador alguno del anteproyecto de ley.

No menos preocupante es la presión que –según algunos medios de comunicación– estaría haciendo el gobierno del PP al PSOE a través de las autonomías en las que las socialistas gobiernan y que, como prácticamente todas, tienen necesidad de que se les alivie la exigencia del cumplimiento del déficit para poder hacer sus respectivos y manirrotos presupuestos. Vamos, como para creernos la promesa que el gobierno de Rajoy ha hecho a Bruselas, según la cual convocará nuevas elecciones si no es capaz de sacar adelante unos presupuestos acordes a la reducción del desequilibrio presupuestario que la más elemental sensatez y la UE nos exigen.

Aun resuenan en mis oídos los comentarios sobre la necesidad de tener un "gobierno cuanto antes" para afrontar los retos económicos e institucionales que España tiene por delante. Pero ¿qué retos va a afrontar este gobierno en beneficio de España si ha de sostenerse en nuevas concesiones a los nacionalistas y en tolerar el despilfarro de nuestras autonomías?

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