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Ignacio Villa

Culpas y culpables

El curso político ya ha comenzado y por el momento el Gobierno no lo ha conseguido: seguimos hablando de Gescartera. Y tiene toda la pinta de que seguiremos hablando durante mucho tiempo más. Desde el PP se piensa que la comisión de investigación parlamentaria será una tabla de salvamento. Ingenuamente piensan que, con el inicio de esos trabajos, la opinión pública se calmará y entraremos en una dinámica rutinaria. Nada más lejos de la realidad, y es que los primeros culpables de que eso no ocurra son ellos mismos. El primer asunto que el Gobierno debería hacer, terminadas las vacaciones, es unificar criterios y opiniones, de forma que se pueda percibir siempre la misma línea de actuación.

El Gobierno del PP nos ha vuelto a sorprender. Ahora, además de no coordinarse, comienzan a tirarse los trastos a la cabeza. Rato dice una cosa, Montoro calla, Aznar hace amagos enérgicos y Arenas advierte que el PP no ha robado nunca de los fondos públicos. Esto último es cierto, pero es que nadie lo ha puesto en duda. El problema es otro, y es ahí donde hay que llegar.

El problema real es que han fallado los mecanismos de control. Además, existe una cuestión que entra de lleno en el capítulo de responsabilidades políticas, y es que un secretario de Estado ha trabajado en un despacho puerta con puerta con el ministro de Hacienda y nadie se daba cuenta de lo que estaba pasando. Como remate, el Gobierno ha reaccionado tarde y mal. Y ahora aparecen ya las primeras fisuras públicas entre los propios miembros del Gobierno.

El escándalo Gescartera, en su inicio, cogió con el pie cambiado al Ejecutivo. Asimilado el susto desde el Gobierno, se cambió de estrategia y de mensaje de forma constante, luego llegaron las advertencias de Aznar y el ya famoso “caiga quién caiga”. Más tarde aparecieron los ataques al PSOE recordando su pasado corrupto y ahora afloran culpas y culpables.

El Gobierno, por el momento, ha actuado de forma contradictoria, atropellada y poco coordinada. Pero empiezan ya a percibirse las zancadillas internas y las divisiones. Hasta ahora, lo primero era marca de la casa, lo segundo es nuevo y, desde luego, demuestra que el nerviosismo va en aumento. La aparición de culpas y culpables son siempre un mal síntoma.

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