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Ignacio Villa

El ministerio de la provocación

La Guardia Civil y la Policía Nacional se han mostrado lógicamente ofendidos por alguien que, sobre todo, debería respetar a los distintos cuerpos de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

No es habitual ver a un ministro de Defensa a la greña con la Guardia Civil. No era fácil que sucediera hasta que ha aparecido José Bono, un ministro que pasará a la historia como el responsable de sacar, de forma vergonzante, a las tropas españoles de Irak. Ha mentido en el Congreso respecto a la fragata Álvaro de Bazán al ocultar que había participado en operaciones de guerra en el Golfo pérsico. Ha tapado la verdad sobre el accidente de los helicópteros Cougar en Afganistán de los que todavía no sabemos qué ha pasado. Ha utilizado hasta el vómito el accidente del Yak 42 en Turquía. Ha humillado a la Armada intentando cambiar su himno y a los suboficiales de Tierra suprimiendo el lema de su Academia. En los cuarteles se ha creado un ambiente, cuando menos, enrarecido; un ambiente que no se palpaba y que ha creado un ambiente cuando menos enrarecido en los cuarteles, algo que no existía desde hacía mucho tiempo en la democracia española.

Esta es la trayectoria de un ministro de Defensa que se condecoró a sí mismo al poco tiempo de llegar al Ministerio y que, aunque anunció la devolución de la medalla, todavía no hay constancia de que lo haya hecho. Y tras semejante historial que, desde luego, no es pequeño, irrumpe de nuevo en escena con esta andanada contra la Guardia Civil. Bono ha arremetido contra la Benemérita por la manifestación convocada el próximo 22 de abril en Madrid. Y ha dicho que ve con preocupación una convocatoria realizada por personas con licencia de armas. ¿A que juega este hombre? ¿Qué objetivo tiene con estas provocaciones? ¿Qué pretende desestabilizar?

La Guardia Civil y la Policía Nacional se han mostrado lógicamente ofendidos por alguien que, sobre todo, debería respetar a los distintos cuerpos de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Las declaraciones de Bono no son fruto de un desliz. Son unas declaraciones conscientes realizadas en los pasillos del Congreso buscando la división y buscando la provocación. Y que un ministro de Defensa se dedique a eso es preocupante y grave. Por mucho que después se le llene la boca de España y de los españoles, a Bono ya no nos lo creemos. El ministro pensaba que la opinión pública nacional la iba a controlar como hacía en Castilla-La Mancha, pero esto es otra historia. Y es que sin responsabilidad el desastre está asegurado.

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