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Ignacio Villa

El PSOE se parte en dos

La negativa rotunda de Pascual Maragall a Rodríguez Zapatero rompe en dos al Partido Socialista. Con la respuesta del presidente catalán de que el tripartito es intocable tritura definitivamente la autoridad de Zapatero. El rostro demudado del secretario general del PSOE en su comparecencia pública del mediodía ha sido la señal más clara de la crisis interna que atraviesa el Partido Socialista. Desde luego, el anuncio de tregua de la banda terrorista ETA en Cataluña ha sido la evidencia de la verdadera traición de Carod Rovira a todos los demócratas españoles. Ha sido la confirmación de la torpeza e ineptitud de Rodríguez Zapatero en esta crisis y se ha convertido en la prueba más clara de la barbaridad que cometió Maragall dejándose investir presidente con los votos de Esquerra Republicana.
 
Precisamente, esta última cuestión es de una gravedad democrática incalculable. Pascual Maragall preside un Gobierno en el que tiene un protagonismo muy importante un partido político cuyo líder se ha sentado a negociar con la banda terrorista ETA. Maragall ha sido investido con los votos de los que se sientan a negociar con ETA a escondidas una tregua parcial para su territorio. La estabilidad política del Gobierno catalán depende de tal forma de ellos, que Pascual Maragall no puede permitir que su Ejecutivo se mantenga en pie un segundo más. Ya no hablamos del daño electoral que puede hacer al PSOE esta "inexplicable coalición", sino del daño que puede hacer a la estabilidad institucional. El Gobierno catalán no puede seguir con estos apoyos, por el bien de la democracia de todos.
 
Hablando en clave electoral, la tregua de los terroristas de ETA es el peor inicio posible de campaña para Rodríguez Zapatero. El secretario general de los socialistas inicia la recta final de las elecciones del 14 de marzo con la demostración, contante y sonante, de que el PSOE está dividido en dos. Sin dirección, sin autoridad, sin liderazgo y sin argumentos, Zapatero arranca la campaña absolutamente hundido. Si no consigue que el PSC rompa todos los lazos políticos con ERC, se convierte antes de pasar por las urnas en un político derrotado y a la deriva. El mal llamado líder socialista se queda descompuesto y sin horizonte de actuación. Si Maragall continúa gobernando con los independentistas catalanes, el presidente catalán está poniendo de "patitas en la calle" a Zapatero. Por cierto, Rodríguez Zapatero no tiene ninguna razón en su enfado con el PP. La coalición del PSC y ERC en Cataluña dinamita el Pacto contra el Terrorismo. Y lo demás son historias y pataletas.

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