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Ignacio Villa

Las tres fotografías de la traición

Estas son las tres imágenes de la traición: ETA-Batasuna en los ayuntamientos, Navarra camino de la anexión y De Juan Chaos paseando por la calle.

Una vez dejada atrás la cita electoral del 27 de mayo, el calendario del proceso de rendición ante la ETA previsto por Rodríguez Zapatero se va cumpliendo inexorablemente. Por un lado, las elecciones municipales han confirmado el regreso de ETA-Batasuna a las instituciones democráticas. Además, Navarra camina hacia un Gobierno cuyo objetivo a largo plazo sea la anexión al País Vasco. Por último, el etarra De Juana Chaos se marchará en breve a su casa, con pulsera o sin ella, a vivir como un ciudadano normal, pese al anormal detalle de sus veinticinco asesinatos.

El regreso de los etarras a los ayuntamientos nos han dejado unas cifras escalofriantes: han sido elegidos casi quinientos concejales de Acción Nacionalista Vasca y la formación tiene la posibilidad de gobernar en más de treinta consistorios. Esas son las cifras que resultan de la puerta que ha abierto Zapatero en su continuo apaño con los terroristas. Después de que España se hartara de que se usaran sus instituciones y su dinero para destruirla, el presidente del Gobierno ha permitido que vuelvan a las andadas.

El ayuntamiento en el que más significado tiene el permiso otorgado desde Moncloa a ETA-Batasuna es el de Pamplona, donde cualquier combinación de socialistas y anexionistas necesita del apoyo de Acción Nacionalista Vasca. La capital foral es el ejemplo más claro de las consecuencias de la traición de Zapatero a la defensa de Navarra y de la unidad de España. El presidente del Gobierno era perfectamente consciente de que sólo la presencia de la franquicia batasuna en Pamplona impediría una mayoría absoluta de UPN, pero su legalización también obligaría a que toda salida posible tuviera que pasar por el apoyo implícito de ANV; unas siglas permitidas, consentidas y en ocasiones alentadas desde las propias instituciones del Estado como una marca política legal y admisible.

En Navarra estamos contemplando una vez más a las tácticas que Rodríguez Zapatero ha utilizado de forma permanente durante el proceso de rendición. Pacta con los terroristas a escondidas, hace discursos vacíos, insulta al Partido Popular, desprecia a las víctimas del terrorismo y ejecuta las órdenes etarras procurando que no se note demasiado. Nada le importa ni le hace entrar en razón; no parece que vaya a rectificar jamás. Se ha involucrado consciente y muy a gusto en esta operación de destrucción de todo lo que se había levantado desde la Transición y no está dispuesto a bajarse del carro.

En todo este proceso hay una cesión que no se puede olvidar y que es el ejemplo máximo de la ignominia y la razón por la que más españoles se han sentido desolados ante la expresión práctica del proceso. Esa cesión tiene nombre y apellidos. Es el etarra De Juana Chaos, ingresado en un hospital de San Sebastián, a la espera de volver a su casa en lo que supone la mayor humillación que ha vivido la democracia española en estos treinta años. Ahora resulta que el gran problema para el Gobierno Zapatero es que este asesino no quiere llevarse a su casa la pulsera telemática para controlar sus movimientos. Si ya de por sí la situación era lamentable y bochornosa, con este sanguinario etarra moviéndose con libertad con sólo una pulsera como recordatorio de su condena, que encima tampoco quiera ponérsela y que el Gobierno socialista se encuentre bloqueado buscando una solución para no enfade a la banda terrorista resulta esperpéntico. Al final, no duden que De Juana se saldrá con la suya.

Estas son las tres imágenes de la traición: ETA-Batasuna en los ayuntamientos, Navarra camino de la anexión y De Juan Chaos paseando por la calle. Eran las tres condiciones impuestas por los etarras para mantener abierto el proceso de rendición hasta las elecciones municipales y autonómicas. Ahora que son las generales las que se vislumbran en el horizonte, podemos esperar cualquier cosa. Pero aunque nuestra imaginación pueda llegar muy lejos, con Zapatero siempre se quedará corta.

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