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Ignacio Villa

Las vacaciones “intocables” del Gobierno

Parece que el Gobierno no aprende de los errores pasados. Parece que se han olvidado rápidamente de lo que ocurrió las Navidades pasadas. Parece que prefieren cerrar los ojos y esconderse en el anonimato. Parece, en fin, que las vacaciones del Gobierno son intocables y que no se aprovechan las lecciones de la experiencia.

En este sentido, hay que recordar que las penalidades del Gobierno comenzaron las pasadas Navidades. Desaparecieon durante todas las vacaciones, y dejaron pasivamente que polémicas como las vacas locas, el submarino amarillo o el síndrome de los Balcanes crecieran y crecieran hasta límites increíbles. Un año después, la historia se repite. El Gobierno ha vuelto a tropezar en la misma piedra. Es cierto que ahora no tenemos grandes polémicas entre manos, pero el Gobierno ha vuelto a cerrar por vacaciones. El Ejecutivo ha vuelto a desaparecer sin dejar rastro. No es suficiente la excusa de que todo parece tranquilo, el Gobierno nunca debería dar la sensación de vacaciones. Unos y otros deberían cubrirse las espaldas con una cierta inteligencia. En esta ocasión hay que salvar, por los pelos y a regañadientes, al Vicepresidente Rodrigo Rato y al Ministro Cristobal Montoro. El primero, con el Euro y el segundo, con las negociaciones sobre el concierto vasco, han dado alguna señal de vida, pero poco más. Eso sí, más de un ministro y ministra han exigido a sus jefes de prensa respectivos que negociaran alguna "aparición" en los "Telediarios" o alguna entrevista radiofónica, como justificación de un trabajo navideño ficticio.

Sin ir más lejos: ¿han probado, durante estas vacaciones de Navidad, a llamar a algún Ministerio? Es el ejemplo de la desolación. No hay nadie, nadie responde, y todo lo que uno consigue es que le remitan a después de "Reyes" como única alternativa. ¿Quién está coordinando la acción del Gobierno durante estos días? ¿Quién está despachando con los distintos Ministerios?. Quizá es que, durante estos días, se empeñan algunos en cerrar España con una orden ministerial del BOE. Más de un ministro costreñido por los respetos hacia el "jefe" pensará que, como el presidente Aznar está esquiando en el Pirineo, él también puede desaparecer.

Por el momento, la campana de la suerte está salvando al Gobierno de las polémicas. Pero cualquier imprevisto puede desenmascarar el defecto de siempre de este Gobierno: cada uno va por libre. Desde luego, si tuviéramos una oposición un poco más espabilada, aprovecharían estos días para coger de vacaciones al Ejecutivo. Por el momento certificamos lo que vemos y "sufrimos": tenemos al Gobierno de vacaciones. Unas vacaciones inaplazables e intocables. ¡Siguen sin aprender!

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