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El fútbol italiano ha vivido demasiado tiempo del cuento chino del "catenaccio", una maquiavélica versión de Helenio Herrera sobre la táctica "WM" que el austríaco Karl Rappan puso en marcha a finales de los años treinta. En el caso de Rappan era una cuestión de supervivencia, pero los italianos la convirtieron en un arte, una forma particularmente malsana de ver un juego que, bien interpretado, resultaba espectacular. Los clubes italianos, y también la selección italiana de fútbol, desarrollaron aquel "racanismo", colocando un libre por detrás de la defensa de cuatro jugadores. De lo que se trataba en realidad era de impedir que jugara el contrario

De aquella filosofía, aderezada con pérdidas continuas de tiempo y la oportuna teatralización, se aprovechó también el baloncesto italiano, dando paso a lo que luego se conoció como "karate-press", una presión defensiva al límite mismo del reglamento. ¿Era legal?... Naturalmente que lo era, y quizás allí radicara el problema. Las normas se quedaron anticuadas dando paso al "resultadismo". Mientras el deporte estadounidense proclamaba el espectáculo puro y duro, en Europa -bajo la lamentable bandera italiana- se abogaba justamente por todo lo contrario. El "lavado de cerebro" alcanzó incluso a los propios aficionados que, ciegos, preferían no ver nada si al final ganaba su equipo. En cualquier caso, pan para ayer y hambruna para hoy.

Ahora resulta una misión imposible distraerse con un partido de fútbol de la Liga italiana. Da igual el nombre de los contendientes: Milán, Inter o Juventus de Turín. El heredero de aquella filosofía de "H.H." es Fabio Capello, un futbolista mediocre que ha hecho fortuna bajo el antifaz del órden y la disciplina tácticas. Aquí ganó un campeonato con el Real Madrid, aunque nadie puede asegurar qué habría hecho con idénticos futbolistas de no haberlos maniatado sobre el campo. Ahora la Roma, en una decisión que escapa a mi entendimiento, acaba de ampliarle su contrato.

El "calcio" ha tocado fondo. Tras la eliminación de Juventus, Roma, Lazio e Inter en la Champions League, además de las derrotas del Milán en Dortmund (4-0) y el Inter ante el Feyenoord (0-1) en la ida de las semifinales de la Copa de la UEFA, el fútbol de Italia está forzado a encontrar otro camino. Desde la temporada 1997-98, cuando la "Juve" perdió ante el Real Madrid la final de la Copa de Europa, ningún club italiano ha alcanzado una final continental. Españoles, alemanes, holandeses e ingleses han decidido ponerse a jugar al fútbol, y los italianos se han quedado compuestos y sin novia. El problema es que esa forma de jugar al fútbol genera adicción. Cuanto más tiempo tarde Capello en ponerse en pie y decir "me llamo Fabio y practico el catenaccio", más tardará Italia en desintoxicarse.

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