Menú

Casualidades de la vida: un español cede el testigo de la presidencia del Comité Olímpico Internacional a un cirujano belga que veranea en Cadaqués, la patria chica del universal Salvador Dalí. Jacques Rogge ha sido elegido en la segunda votación por mayoría absoluta para dirigir los destinos del COI durante los próximos años; ya no podrá batir el record de permanencia de Pierre de Coubertin que estuvo durante 29 años en el puesto, o del mismo Samaranch que accedió a la presidencia allá por 1980. El nuevo presidente es un hombre procedente de la Universidad y seguro que querrá acercar aún más dicha institución al deporte olímpico; Rogge cree que los Juegos se han desmadrado un poco, que resultan incontrolables incluso para el propio COI; no pienso que reduzca el número de disciplinas deportivas que Samaranch incorporó a las Olimpiadas, pero lo más probable es que utilice el bisturí —nunca mejor dicho— con el entorno que rodea a los deportistas.

Más casualidades. ¿Qué problema acucia y ensucia al deporte en los últimos tiempos? Sin duda, el doping. Dejando a un lado la evidencia de que Jacques Rogge sea médico, lo cierto es que ha dado el salto a la presidencia desde la vicepresidencia de la prestigiosa Comisión Médica. Además ha sido presidente de las Comisiones de Organización de los Juegos de Sydney-2000 y Atenas-2004. Es decir: sabe cómo organizar unas Olimpiadas y es amplio conocedor del mundo del dopaje. Rogge es, además de todo ello, un hombre joven (en la actualidad tiene 59 años) y rompe un poco con esa imagen de “momificación” que la gente tiene del máximo organismo del deporte mundial.

¿Cómo afectará la elección del nuevo presidente a las candidaturas de Madrid o Sevilla? Rogge es un gran conocedor de nuestro país y a nadie le cabe la menor duda de que ha contado con el apoyo de lo que podríamos bautizar como “efecto hispano”. A Alfredo Goyeneche, presidente del Comité Olímpico Español, sólo le ha faltado bailar una jota al conocer la noticia porque supondrá que la opción de nuestra futura representante estará bien posicionada (existe el rumor de que el propio Juan Antonio Samaranch se ha comprometido decididamente por la ciudad de Madrid).

Acaba un ciclo y empieza otro. Dejando a un lado las connotaciones políticas, la gestión de Samaranch al frente del COI puede calificarse con un “notable alto”. Fue buena para España (Barcelona-92) y su esfuerzo por universalizar los Juegos no caerá en saco roto. Al final de su presidencia, la corrupción de aquellos que le rodeaban le puso en una situación muy complicada. A Rogge le espera, también en ese sentido, una difícil papeleta.

En Deportes

    0
    comentarios