Algunos presentan al actual gobierno cubano como un sistema del cual tenemos mucho que aprender. Efectivamente, hay mucho de interés en el sistema cubano, pero no para imitarlo o aplicarlo, sino para evitarlo, si es que aspiramos a vivir en una sociedad donde se respeten los derechos económicos y políticos de los ciudadanos, parte sustantiva de los derechos humanos o naturales.
En los años 60 y 70, Cuba fue el centro de enseñanza terrorista más importante en Ibero América. A diferencia de los talibanes, la justificación moral de las guerrillas violentas, que ponían bombas, mataban y secuestraban, no era una interpretación radical del Corán, sino del marxismo-leninismo, ideología donde la violencia es el principal instrumento para tomar el poder. Quienes hablan de guerra sucia en América Latina olvidan que la mayoría de los líderes guerrilleros que iniciaron esa cruenta etapa, fueron entrenados y auspiciados por el actual régimen cubano.
Qué podemos aprender en materia fiscal de un régimen patrimonialista donde la hacienda gubernamental se maneja como si fueran recursos privados del déspota en el poder. No hay un verdadero sistema fiscal. No es necesario pagar impuestos. Todo, absolutamente todo, es de los gobernantes y los habitantes son asalariados del dictador. Qué podemos aprender en materia laboral de un régimen que no reconoce el derecho de huelga, mientras que la obtención o la pérdida de un trabajo no tiene que ver con el esfuerzo del trabajador sino con su sumisión al Partido Comunista.
¿Qué podemos aprender en materia electoral y de derechos políticos de un régimen que en más de 40 años no ha realizado elecciones libres y democráticas, mientras mantiene encarcelados a cientos de presos políticos? ¿Qué podemos aprender en materia económica de un régimen donde el nivel de vida es considerablemente más bajo que hace cuatro décadas, cuando Fidel Castro llegó al poder.
Las visitas a Cuba, para quienes ven más allá de la prostitución y carencias evidentes, sólo sirven para confirmar que los regímenes totalitarios y dictatoriales, además de violar metódicamente los derechos humanos, generan miseria para sus ciudadanos.
Luis Pazos es director del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa.
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