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Pedro de Tena

El resto de España y el teorema de Zapatero

¿Y el resto de España, ese cuerpo nacional que parecía emerger el otro día en Cataluña contra el independentismo?

No se para de hablar de la Cataluña separatista. Que si fuera que si dentro, que si más que si menos, que si adiós que si hola, que si va o si viene. A todas horas, en todos los medios de comunicación, en las barras de los bares, en los desayunos de las familias, en el fútbol y en las colas del cine o el teatro. Volando van raciones de Puigdemont, de Junqueras, de Trapero, de Forcadell, de la CUP y del procés y volando vienen medias raciones de Soraya y de Rajoy –que parece que no hay nadie más en el PP–, y tapitas sueltas de Sánchez y Rivera-Arrimadas. Se dirá que es natural, pero ¿y el resto de España, ese cuerpo nacional que parecía emerger el otro día en Cataluña contra el independentismo? ¿Dónde están esos más de 40 millones de españoles que no son separatistas en 17 comunidades, incluyendo a los españoles que son y se sienten catalanes, y dos ciudades autónomas? ¿Dónde está esa inmensa mayoría nacional que asiste al increíble espectáculo de un Gobierno de España que llama golpe de Estado a lo ocurrido en Cataluña y que consiente que los autores sigan gobernando con plenos poderes y en plena libertad hasta no se sabe cuándo?

Aquí estamos todos estos millones de ciudadanos asistiendo a una representación que pasará a la historia del absurdo político internacional. Mientras hay un rey que califica las conductas del Gobierno de la Generalidad como deslealtad inaceptable, el Estado permite que sus autores, presuntos delincuentes, humillen, acamen, arrodillen a un resto de España cuyos presidentes autonómicos, Gobiernos regionales, alcaldes y demás nóminas pagadas por ese resto de España apenas dan de sí, sólo, y no todos, que poner una banderita constitucional en un balcón. Parece que lo que está ocurriendo no fuera con todos estos cargos públicos que prometen o juran defender los intereses de sus representados.

Por eso, hay que llegar al teorema de Zapatero, que aparece claramente expuesto en el libro Asesinatos matemáticos, escrito por un catedrático catalán, que puede enunciarse de la siguiente forma: "En un sistema español (socialista) de financiación autonómica, todas las comunidades quedarán por encima de la media". (Carcajadas). Como no puede ser, no puede ser y además es imposible. Como máximo y corrigiendo, podría decirse que "en un sistema español de financiación autonómica justo, todas las comunidades estarán en la media nacional".

Por eso extraña tanto el silencio del resto de España. Cómo máximo, nos estamos jugando la unidad territorial de la nación y el destino de siglos de recursos nacionales invertidos en una región, Cataluña, cuyas elites han succionado dineros de las demás regiones vía proteccionismo y privilegios desde hace centenares de años. Como mínimo, nos jugamos que, sin quebrar formalmente la unidad de la nación, se faculte a las elites de esa región para quedar por encima de todas las medias nacionales, en poder, en competencias, en inversiones, en financiación autonómica per cápita, etc.

Esto es, el teorema de Zapatero original, incluso el corregido, no se cumplirá porque nunca el resto de España podrá estar ni por encima ni siquiera en la media nacional. Habrá vascos y navarros – que desde la Constitución de 1978 ya están por encima de las medias nacionales–, a los que se unirán los catalanes, y habrá un resto de España al que unos partidos políticos que tienen nombre y apellidos, supuestamente demócratas e incluso socialistas, habrán enmudecido antes de traicionarlo. Permita Dios que me equivoque.

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