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Los errores del PP

Si el PP hace de las mentiras del PSOE sus verdades, más vale que se vaya preparando para una larga travesía opositora.

De tanto negarse a aceptar la realidad, reconcomidos por el papel que Irak tuvo en manos de la oposición en las anteriores elecciones generales de 2004, olvidadas –o no aprendidas– las razones que justificaron una intervención contra Saddam Hussein y el apoyo político a la misma del Gobierno de Aznar, el PP de hoy ha acabado haciendo suyas las tesis con las que el PSOE manipuló cuanto pudo hasta acceder al poder: Rajoy dice que la principal diferencia entre Irak y Afganistán es la existencia de una resolución previa de la ONU; y el responsable del PP en Galicia, Nuñez-Feijó, ya acepta que Irak y la foto de las Azores fueron un error. ¿No era eso lo que quería el PSOE?

En realidad, el PP ha cometido un único error: no querer asumir como propias las decisiones de Aznar sobre Irak. El apoyo de éste a la intervención le costó duras críticas internas en su momento, de todos aquellos que creían que el PP se la jugaba en las municipales y autonómicas de mayo de 2003 y de los que, menos en número, aspiraban a sucederle y dar la cara en las generales de 2004. Tras la victoria en las de mayo de 2003 –en buena medida gracias a la participación activa y directa de José María Aznar en aquellos comicios–, el PP pasó a asumir la estrategia del silencio como la mejor de las opciones posibles: cuanto menos se hablara de Irak, mejor, imaginando que si no se hablaba, los españoles se olvidarían del asunto. No fue así, como muy bien sabemos. En lugar de prepararse para dar la cara por Irak, la derrota de marzo del 2004 llevó a otro silencio, esta vez más amargo, en el que Irak siempre estaba en el trasfondo. Si no se hablaba de Irak, se creía, el odio visceral contra los conservadores españoles se disiparía con el tiempo.

Grave error. El PP no ha estado en condiciones de abrir o cerrar el debate sobre Irak, ni en 2003, ni desde marzo de 2004. El PSOE y su Gobierno, sí. Y eso es lo que han estado haciendo, de hecho. Recurrir a Irak ante cualquier crítica del PP o para tapar cualquiera de sus muchos fallos. Lo hemos visto hace unos días con la publicación a toda página en El País de la transcripción de la entrevista en Crawford entre Bush y Aznar.

El fallo del PP con Irak no fue apoyar una intervención más que justificada y legítima, sino su falta de convicción al respecto. Lo curioso es que ahora el plan de Bush parece estar dando sus frutos y muy bien podría ocurrir que en marzo de 2008 se esté saliendo por fin del túnel de la violencia en Bagdad. Justo en un momento en el que los líderes del PP deberían preguntar críticamente a Rodríguez Zapatero qué ha hecho él por el pueblo iraquí, abandonándolo a su suerte e intrigando permanentemente contra los Estados Unidos, justo cuando al PSOE puede que no le interese hablar en serio de Irak, los máximos dirigentes de este PP que aspira a gobernar en pocos meses deciden aceptar sin más lo que el PSOE le ha venido criticando en todos estos años, que Irak fue un error.

Pues no. Irak no fue un error. Ni fue ilegal, ni mucho menos ilegítima. Y si todos hubieran puesto de su parte, en especial desde Europa, es imaginable que la violencia actual no hubiera llegado nunca a desatarse. Es más, es posible que si el PSOE no hubiera prometido retirarse de Irak si llegaba al poder el 14 de marzo de 2004, los ataques del 11-M nunca se hubieran producido. Si el PP hace de las mentiras del PSOE sus verdades, más vale que se vaya preparando para una larga travesía opositora. Hubo una tanda de resoluciones de la ONU y la 1441 fue, literalmente, la última posibilidad para Saddam. Las tropas de la OTAN estaban en Afganistán antes de que la ONU emitiera ninguna resolución al respecto. Por tanto, no, esa no es la diferencia. La diferencia está en la valentía para defender lo que fue sin duda justo y necesario.

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