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La política sí afecta a la economía

Frente al discurso triunfalista en materias económicas del Gobierno de España, la tozuda realidad insiste en asomarse a los medios internacionales.

Hace unos días, el presidente del Gobierno afirmó que el incremento de la inflación no era culpa suya. Va siendo hora de que nuestro presidente entienda que sus actos –o falta de ellos– tienen consecuencias. Hay múltiples ejemplos en los que sus chapuzas exteriores han tenido resultados concretos. Estados Unidos retiró contratos militares en 2004 y 2007 y además prohibió la venta de aviones a Venezuela en 2006; Israel no continuó con la compra de cinco fragatas en 2004; la UE disminuye sustancialmente los fondos que recibe España por culpa de la mala negociación del Gobierno en 2006; Algeria, en 2007, rescinde el contrato de Gassi Touil con Repsol y Gas Natural y amenaza con subir el precio del gas en 20%, etc. Pero además, las nuevas amistades con tipos de la calaña de Chávez y secuaces que insultan y amenazan los intereses españoles no sólo no traen beneficios sino que menoscaban la imagen española en el extranjero.

Hasta hace poco, gracias a la buena marcha de una economía saneada y próspera heredada del Partido Popular, y encubierto por su disfraz de "Premio Nobel de la Paz en potencia con sonrisa perenne", el señor Zapatero había conseguido que una gran parte de la prensa internacional se extasiara con él.

Poco a poco se ha ido levantando el velo, y empieza a descubrirse la verdad, que el Gobierno socialista lleva siendo una cigarra chirriante desde que llegó al poder, y no ha previsto nada para el invierno que está al llegar. Desgraciadamente, la gran perjudicada es España, al traducirse la falta de medidas correctoras y la merma de credibilidad, entre otras cosas, en una pérdida de confianza de la inversión extranjera, que sigue bajando porque los inversores ya no se fían. Y con ello, la "marca" España se deteriora implacablemente.

Medios prestigiosos como el Financial Times han publicado frases como: "El problema es que Zapatero ha hecho poco (...) para contribuir a la salud de la economía" (16 de abril de 2007); "Tras una década en la que superó al resto de Europa, los puntos débiles de la economía española empiezan a aflorar" (24 de octubre de 2007); "Los inversores, nerviosos, recompensan a los gobiernos a los que perciben como más responsables a nivel fiscal (...) y se deshacen de los bonos emitidos por España" (9 de noviembre de 2007).

Y no es el único. The Economist comenta que España tiene cosas más serias de las que hablar que la Ley de Memoria Histórica, como la ralentización del sector inmobiliario o el incremento de la inflación, y que por fin "Zapatero parece haberse dado cuenta de lo que realmente le importa a los españoles" (31 de octubre de 2007). The Wall Street Journal, que además de su célebre editorial Presidente por accidente (25 noviembre 2004) dijo el 6 de octubre 2004 "nos gustaría que el Gobierno español deje de estar arrodillado de una vez", compara ahora al presidente del Gobierno con los gemelos Kaczynski, afirma que la UE ignora a España y que con Zapatero ha pasado de la primera línea a la retaguardia (11 de septiembre de 2007). Le Figaro, "en nombre del "socialismo ciudadano" (...) [España] está siendo sacudida y aparecen grietas por todas partes" (10 octubre 2007).

Incluso medios generalmente tolerantes con el Gobierno de Zapatero ya no lo son tanto. Como el International Herald Tribune, que habla del "asombroso declive de la influencia de España desde la llegada de Zapatero" (18 agosto 2007) o Le Monde, que comentaba: "aún cuando no hay ninguna duda de la existencia del 'blairismo', no está claro que exista el 'zapaterismo'. Y de existir, habría que entenderlo como mucho como una referencia social, y en ningún caso económica" (14 noviembre 2006).

Pero frente a esto, el presidente del Gobierno, desde su realidad paralela, declaraba este mes de septiembre que la economía española goza de una "gran confianza externamente e internamente".

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