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EDITORIAL

Una nueva evidencia de la deriva ideológica

Que esta dirigente del PP despotrique contra la ponencia de San Gil como lo hacian los nacionalistas contra el pacto antiterrorista es prueba evidente de que la deriva ideologica está presente y al frente del nuevo y suicida Partido Popular

Paradójica e involuntariamente, nadie contribuye más a la maniobra de luz de gas orquestada por Rajoy y los suyos que quienes defienden que lo que se está dirimiendo en el PP no es el dilema estratégico e ideológico de acomodarse o combatir la deriva nacionalista que padece España, sino meramente una cuestión que afecta a los procedimientos o mecanismos internos para asignar la jefatura de partido.

Por mucho que se empeñen los que, nada más conocerse los resultados de las elecciones, cuestionaron la continuidad de Rajoy al frente del PP por sus insatisfactorios resultados, el creciente malestar que está llevando a algunos dirigentes, militantes y, sobre todo, votantes del PP a desconfiar del líder y del futuro de su partido no lo ha originado ni el insuficiente aumento de votos obtenidos ni un improrrogable hartazgo por la falta de democracia interna que, ciertamente, conlleva "el dedo de Aznar" o un "congreso a la búlgara" como base de la designación y de la continuidad de Rajoy al frente del partido. Son las designaciones y marginaciones de Rajoy a la hora de confeccionar su nuevo equipo y, sobre todo, la deriva ideológica que conlleva su suicida y oportunista estrategia de acercamiento a los nacionalistas lo que ha provocado todo el malestar. Cosa distinta es que, tras la evidenciada poca cabeza de Rajoy tras las elecciones, muchos puedan ver en la democratización interna del partido –pendiente desde los tiempos de Fraga– la forma de poner fin a esa deriva.

Es natural semejante preocupación, pues hay que aparcar mucho los principios para pasar página a la pertenencia del PNV al Pacto de Estella, la radicalización soberanista de CiU y, en general, el abandono por la vía de los hechos y de los pactos de la España constitucional del 78. Y eso es lo que en buena medida pretendían hacer con la ponencia del partido los que, con Rajoy a la cabeza, tienen el objetivo de hacer un discurso político "más simpático" a los nacionalistas. Si finalmente presentaron una ponencia acorde con los principios del PP fue precisamente para encubrir esa deriva y para hacer pasar por injustificada la oposición de San Gil.

Es verdad que San Gil ha explicado su marcha en términos de confianza –más bien desconfianza– en torno de Rajoy, pero lo ha hecho en relación directa con esa cuestión ideológica y de principios como es la relación con los nacionalistas.

Una nueva prueba de que esas discrepancias ideológicas y estratégicas de primer orden no son una invención de ningún exaltado ni de un supuesto desvarío de San Gil es que una persona de confianza del nuevo equipo de Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, la diputada Beatriz Rodríguez Salmones, haya arremetido contra la ponencia defendida por San Gil asegurando que es "insultante" hacia el PNV, pues –según ella– "equipara" a los nacionalistas con ETA con el objetivo de "demonizarles", obviando que "el PNV es un partido democrático".

En realidad, lo único que recuerda la ponencia defendida por San Gil –y en términos muy similares, por cierto, a como lo hacía el prólogo del Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo– es la pertenencia del PNV al pacto de Estella y su persistente oposición soberanista a los postulados más elementales de la España constitucional.

Que una dirigente del PP como Salmones despotrique contra esa ponencia como lo hacían los nacionalistas contra el pacto antiterrorista es prueba evidente de hasta qué punto es papel mojado frente a una deriva ideológica que está no sólo presente, sino al frente del nuevo y suicida Partido Popular.

En España

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