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Michelle Malkin

Rachael Ray y el follón del pañuelo palestino

Ir a la moda puede parecer algo insignificante, pero cuando, se tenga o no esa intención, conduce a la popularización de la violencia, entonces sí que importa.

Llevo años siendo una fanática de los Dunkin Donuts. Sus centros de crema son el paraíso. Su café es mejor y más barato que Starbucks. Y la dirección de la empresa ha adoptado una valiente y solitaria postura de apoyo a la implementación de las leyes de inmigración al negarse a contratar ilegales y delatando a los solicitantes de empleo con números falsos de la Seguridad Social.

Así que me llevé cierta decepción cuando la semana pasada me enteré de que la omnipresente presentadora de televisión Rachael Ray, la imagen de la marca, había posado para un anuncio con lo que parecía ser un pañuelo palestino blanco y negro.

Para aquellos que estén en la inopia, el pañuelo palestino es un ornamento árabe tradicional convertido en símbolo de la yihad criminal de los palestinos. Popularizado por Yaser Arafat, es un complemento corriente entre los terroristas musulmanes que aparecen en los videos de decapitaciones y secuestros. Esta vestimenta ha sido popularizada tanto por diseñadores de moda ignorantes (y no tanto) como por iconos de la extrema izquierda y demás celebridades.

Hace tres años, el cantante Ricky Martin se puso el pañuelo tradicional a franjas rojas con la frase "Jerusalén es nuestro" escrita en árabe. Al pedir perdón por su ignorancia, Martin dijo: "No tenía ni idea de que el pañuelo palestino que me fue entregado contuviera un mensaje alusivo a Jerusalén, y me disculpo a cualquiera que pudiera pensar que yo lo estaba apoyando." Hugo Chávez en Venezuela, José Luis Rodríguez Zapatero en España, el presidente del Comité Nacional Demócrata Howard Dean, los asiduos de Hollywood Colin Farell, Sienna Millar o Kirsten Dunst y el rapero Kanye West han sido fotografiados todos llevando innumerables variaciones de la característica prenda del odio. También lo ha sido Meghan McCain, la hija del candidato presidencial republicano, alguien que tendría que haber sabido lo que hacía teniendo en cuenta que su padre se posiciona como el candidato mejor preparado para "plantar cara al trascendente desafío de nuestro tiempo: la amenaza del terrorismo islámico radical".

Los pañuelos son el uniforme obligatoria de las manifestaciones contra Israel en San Francisco y Berkeley. Balenciaga los transformó en una prenda chic en la pasarela. La cadena británica Topshop los vendía serigrafiados con calaveras. La marca Urban Outfitters los transformó en tendencia juvenil hace unos años, vendiéndolos como "pañuelos pacifistas." Lo cual nos lleva a Rachael Ray.

Antes de aparecer en el anuncio de Donut, Ray vendía estos pañuelos de Urban Outfitters en su página web. Si ella, o el estilista que la esté vistiendo, desconocía la controversia del pañuelo de la yihad antes de posar para la empresa de donuts, debería haberlo sabido. Al principio, la empresa retiró los pañuelos y se disculpó cuando sus clientes judíos protestaron, pero los volvió a vender con nombres y colores diferentes en varios mercados internacionales. Es la misma compañía que comercializaba una camiseta llena de odio estampada con el eslogan "A todo el mundo le gusta una chica judía" y bolsas y símbolos del dólar. Más recientemente, frenó en seco las ventas de una camiseta que promovía la violencia mostrando a un joven palestino ataviado con el pañuelo y portando un rifle de asalto AK-47 sobre la leyenda "Oprimido". La camiseta también mostraba la bandera de los palestinos, un mapa de los territorios árabes palestinos y una pequeña paloma blanca.

"Ruego que entiendan que no comercializamos objetos que susciten controversia o que ofendan a propósito", aseguraba un portavoz de Urban Outfitters. No obstante, sus acciones son más elocuentes que sus tranquilizadoras palabras.

Dunkin Donuts no piensa decir dónde fue adquirido el pañuelo de Ray, pero publicó el siguiente comunicado de prensa después de que el bloguero Charles Jonson, de Little Green Footballs y yo, así como muchos otros consumidores y blogueros, llamásemos la atención sobre el asunto:

Gracias por expresar su preocupación sobre la campaña de Dunkin Donuts con Rachel Ray. En el anuncio al que usted hace referencia, Rachael lleva un pañuelo de seda blanco y negro con un diseño de fantasía adquirido en una tienda norteamericana. Fue elegido por el estilista de la campaña de publicidad. De ningún modo se pretendió que fuera un símbolo. Sin embargo, teniendo en cuenta la posibilidad de que se tomara como tal, no usaremos esta publicidad.

Es estimulante ver a una empresa norteamericana mostrar algo de sensibilidad hacia las preocupaciones de los norteamericanos contrarios a la yihad islámica y a sus partidarios. Hay demasiadas que reculan en la dirección de la corrección política antiamericana. Naturalmente, los comentaristas progres en internet están en pie de guerra a causa de la decisión de Dunkin Donuts de prescindir del anuncio y ridiculizan a cualquiera que se atreva a expresar algo de preocupación por el simbolismo del pañuelo. Es solamente un pañuelo, se burlan los despistados que los llevan. ¿Dirían lo mismo si los diseñadores de moda vendieran capuchas al estilo del KKK modificadas con el estampado de Burberry como el próximo bombazo?

Ir a la moda puede parecer algo insignificante, pero cuando, se tenga o no esa intención, conduce a la popularización de la violencia, entonces sí que importa. La ignorancia ya no es excusa. En la América de después de 11 de Septiembre, la vigilancia nunca debe pasar de moda.

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