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Michelle Malkin

Elizabeth Warren o las Olimpiadas de los Oprimidos

Una vez más, la incurable historia de amor de la extrema izquierda con la opresión caviar se manifiesta a plena luz del día. Se trata de unas Olimpiadas del Oprimido para ver quién ha sufrido más.

Elizabeth Warren es la catedrática de Derecho de Harvard que se postula al Senado por Massachusetts en calidad de paladín Demócrata progre-populista. Pero no hay que llamarla "Elizabeth Warren". Hay que llamarla "Pinocho-hontas", "comandante en jefe de los embustes", "broma con patas" o "india sacaja de pega".

Warren lleva años afirmando ser india americana para obtener privilegios profesionales por "diversidad". Bien, jefes de la tribu cherokee, el rival Republicano Scott Brown y un ejército de detractores en Twitter le están pidiendo cuentas por explotar el sistema de discriminación positiva por motivos raciales. Al que al árbol de la política de minorías se arrima, buena sombra le cobija.

El Boston Herald informaba el pasado viernes de que la dirección de Harvard "hizo ostentación del pasado de india nativa de Warren... en una iniciativa destinada a consolidar sus antecedentes de contratación con diversidad en la década de los 90 mientras el centro era objeto de fuertes críticas por tener un claustro compuesto por entonces de forma mayoritaria por varones blancos". Al solicitar pruebas de su herencia tribal, la campaña de Warren negó haber hecho ostentación de ello al principio. Pero de 1986 a 1995, Warren se incluyó como docente de minorías en el directorio de la facultad de Derecho.

Mientras el equipo de los Demócratas arañaba en busca de pruebas el fin de semana, Warren ganaba tiempo afirmando que no le hacía falta proporcionar documentación porque "la tradición familiar" la avalaba. Alguien le cuenta una historia, mire usted por donde, y mágicamente le concede el título de nativa americana. ¡Todo es posible a través del discurso! (El famoso profesor "indio de pega" Ward Churchill estará preguntándose cómo no se le ocurrió esta excusa antes de que la Universidad de Colorado en Boulder le despidiera por fraude académico).

El martes, Warren sacaba a colación por fin una tatara tatarabuela presuntamente "homologada como indio cherokee" y un primo lejano relacionado de alguna forma con un museo que se dedica a conservar arte indio nativo. También hay un tatara tatarabuelo por alguna parte del polvoriento árbol genealógico de Warren que estuvo un tiempo en una reserva cherokee. Porque recorrer unos kilómetros en compañía de otra persona es exactamente igual que haber nacido en ese terreno.

Los responsables nativos americanos no se tragan ni un ápice del pasado cherokee de Warren. Suzan Shown Harjo, antigua directora ejecutiva del Congreso Nacional de Indios Americanos, declaraba al Herald: "Si usted cree estas cosas, entonces vale, pero eso no le da derecho a decir ser nativa americana".

Cuando Brown sacó el tema, Warren y sus estrategas progres cambiaron el cheque del pasado indio de la candidata por el disfraz de víctima de una guerra contra las mujeres, porque solicitar a una privilegiada catedrática de Harvard que presente pruebas de sus orígenes es, por supuesto, sexista.

"Si Scott Brown tiene dudas de la reconocida cualificación de Elizabeth Warren", atacaba su responsable de campaña, "tendrá que plantearlas directamente en lugar de esconderse detrás de desagradables insinuaciones de su campaña y tratar de marcar puntos políticos. Una vez más, las pruebas y la capacidad de una mujer son cuestionadas por Scott Brown, que hizo lo propio con la elección al Supremo de Elena Kagan. Es escandaloso".

Una vez más, la incurable historia de amor de la extrema izquierda con la opresión caviar se manifiesta a plena luz del día. Se trata de unas Olimpiadas del Oprimido para ver quién ha sufrido más. Hace sólo unas semanas era la Casa Blanca la que pasaba revista a la magistrada del Supremo Sonia Sotomayor –"la latina sabia"– como "discapacitada" según un documento oficial que promueve la contratación de discapacitados de minorías en la administración. ¿Cuál es su discapacidad? Tiene diabetes. Ni es una enfermedad que obstaculice la práctica cotidiana, ni encaja en absoluto en la definición de discapacidad del reglamento federal.

Pero al igual que su amiga Elizabeth Warren, los ingenieros sociales de universidades exclusivas en la Casa Blanca no pudieron evitar maquillar su trayectoria "de diversidad" a la hora de marcar puntos políticamente correctos. Los que duermen en el mismo colchón son de la misma opinión.

© 2012, Creators Syndicate Inc.

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