LD (Agencias) El ministro de Defensa de Liberia, Daniel Chea, ha informado de que alrededor de 600 personas han muerto durante los últimos combates registrados en Monrovia, entre rebeldes y tropas leales al presidente Charles Taylor. la cifra es diez veces mayor a la ofrecida inicialmente por las organizaciones humanitarias. Por ello, el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, ha firmado la orden para que un grupo anfibio se haga a la mar de cara a un posible despliegue en el país del África ecuatorial. Los buques, que se encuentran en el este de África, pasarán al Mediterráneo antes de un posible envío a la costa atlántica africana. El grupo naval está dirigido por el buque de ataque anfibio "Iwo-Jima", y totaliza unos 2.000 infantes de Marina y 2.500 marineros. En caso de una intervención en Liberia, sólo los “marines” operarían en ese país. En las últimas horas, Washington ordenó que desde la base de Rota (Cádiz) se trasladaran al país africano 45 militares especialistas en lucha antiterrorista, cuya misión es proteger la embajada estadounidense. En la actualidad, hay al menos setenta efectivos de EEUU.
Según varios informes de los corresponsales extranjeros en Monrovia, la intensidad de los combates disminuyó durante la madrugada de este martes después de una violenta jornada de combates entre soldados del régimen de Charles Taylor y los rebeldes del grupo Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (LURD), que el lunes dejó al menos cien muertos y más de 150 heridos. En total, el Gobierno de Taylor cifra en 600 las víctimas. En el barrio donde se encuentran las embajadas, aún se dejan escuchar ráfagas de armas automáticas y disparos de artillería. Uno de los proyectiles impactó en la sede diplomática estadounidense y tres personas quedaron heridas. Además, fuentes oficiales han asegurado que 18 de las víctimas se encontraban en una casa del centro de Monrovia, la capital liberiana, sobre la cual los insurgentes lanzaron una “lluvia” de granadas durante el cuarto día de su ofensiva para derrocar a Taylor.
Por otra parte, EEUU pidió a las partes en conflicto en Liberia que respeten el alto el fuego que acordaron hace un mes y condenó la ofensiva del grupo rebelde. “Lo primero y principal es que termine la violencia, que haya un alto el fuego”, manifestó en rueda de prensa Philip Reeker, portavoz del Departamento de Estado, quien no dio nuevos detalles sobre el eventual despliegue de tropas estadounidenses en ese país. El LURD y el gobierno de Charles Taylor firmaron una tregua en junio durante las negociaciones de paz en Accra, capital de Ghana, con la mediación de la Comunidad Económica de Estados de Africa del Oeste (CEDEAO), que fue inmediatamente incumplida. Reeker responsabilizó de los duros combates que se vivieron en las últimas horas en Monrovia, en los que murieron medio centenar de civiles, al grupo guerrillero de oposición y condenó su "irresponsable e indiscriminado bombardeo" de la capital liberiana.
Washington ha condicionado el envío de esas tropas, que dejarían Liberia una vez normalizada la situación, a la renuncia y exilio del presidente Taylor, quien ha afirmado que no se marchará hasta que no se despliegue en el país una fuerza internacional. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió a la Casa Blanca que tome una decisión lo antes posible para frenar el caos en la capital liberiana, pero en Washington se considera que aún no se dan las condiciones para una mayor presencia militar. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, Bush se limitó a manifestar que “hacemos un seguimiento muy estrecho de la situación con Naciones Unidas para conseguir que el alto el fuego vuelva a estar vigente”.
Según varios informes de los corresponsales extranjeros en Monrovia, la intensidad de los combates disminuyó durante la madrugada de este martes después de una violenta jornada de combates entre soldados del régimen de Charles Taylor y los rebeldes del grupo Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (LURD), que el lunes dejó al menos cien muertos y más de 150 heridos. En total, el Gobierno de Taylor cifra en 600 las víctimas. En el barrio donde se encuentran las embajadas, aún se dejan escuchar ráfagas de armas automáticas y disparos de artillería. Uno de los proyectiles impactó en la sede diplomática estadounidense y tres personas quedaron heridas. Además, fuentes oficiales han asegurado que 18 de las víctimas se encontraban en una casa del centro de Monrovia, la capital liberiana, sobre la cual los insurgentes lanzaron una “lluvia” de granadas durante el cuarto día de su ofensiva para derrocar a Taylor.
Por otra parte, EEUU pidió a las partes en conflicto en Liberia que respeten el alto el fuego que acordaron hace un mes y condenó la ofensiva del grupo rebelde. “Lo primero y principal es que termine la violencia, que haya un alto el fuego”, manifestó en rueda de prensa Philip Reeker, portavoz del Departamento de Estado, quien no dio nuevos detalles sobre el eventual despliegue de tropas estadounidenses en ese país. El LURD y el gobierno de Charles Taylor firmaron una tregua en junio durante las negociaciones de paz en Accra, capital de Ghana, con la mediación de la Comunidad Económica de Estados de Africa del Oeste (CEDEAO), que fue inmediatamente incumplida. Reeker responsabilizó de los duros combates que se vivieron en las últimas horas en Monrovia, en los que murieron medio centenar de civiles, al grupo guerrillero de oposición y condenó su "irresponsable e indiscriminado bombardeo" de la capital liberiana.
Washington ha condicionado el envío de esas tropas, que dejarían Liberia una vez normalizada la situación, a la renuncia y exilio del presidente Taylor, quien ha afirmado que no se marchará hasta que no se despliegue en el país una fuerza internacional. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió a la Casa Blanca que tome una decisión lo antes posible para frenar el caos en la capital liberiana, pero en Washington se considera que aún no se dan las condiciones para una mayor presencia militar. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, Bush se limitó a manifestar que “hacemos un seguimiento muy estrecho de la situación con Naciones Unidas para conseguir que el alto el fuego vuelva a estar vigente”.