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Un estudio revela que Dalí sabía que era un loco y que se anticipó al siglo XX

El primer psicoanálisis aplicado al artista español Salvador Dalí con el rigor que exigían sus palabras y textos descubre a un hombre genial, capaz de frenar su locura y creador de un personaje divino que, con su máscara enigmática, se anticipó a todo lo que sería el siglo XX.

L D (EFE) Así lo revela "La cara oculta de Salvador Dalí", un libro novedoso y peculiar del médico y psicoanalista español Luis Salvador López Herrero, quien con lenguaje claro y ameno ahonda en la clínica daliniana escuchando atento a este artista que, tildado a veces de cínico, dijo de sí mismo: "La única diferencia que hay entre un loco y yo es que yo no estoy loco".

"Dalí sabía que él era un loco", ha dicho el autor, que estudia este aspecto de su "ser" a través de su marco más íntimo, la psicosis o locura que él consiguió sortear durante muchos años mediante tres armas: su método paranoico-crítico como fuente creativa, su mujer Gala en cuya mirada y presencia se sostuvo y el personaje que creó del "divino Dalí". Según López Herrero, el primero fue un genial instrumento que él se inventó, pero el que adquiere más interés sociológico es el "divino Dalí", cuyo hechizo y excentricidades y el uso que realizó de los medios de comunicación en provecho propio hacen de él un paradigma.

Para el autor, Dalí, mucho antes que Andy Warhol y todos los que vendrían luego a instrumentalizar esos medios, consigue con su imagen megalomaníaca, "que ejerció inconscientemente", no sólo enardecer su personalidad, sino "cretinizar" a las masas, algo que a la luz de cómo se suscitaron las cosas en el siglo XX permite pensar que fue su aportación al contexto de su relación con la sociedad.

El libro abre nuevas vías para pensar las relaciones entre el psicoanálisis y el surrealismo -a través del encuentro de Sigmund Freud, Dalí y Jacques Lacan- y la influencia que este movimiento de principios del siglo XX y sus poetas admirados (Rimbaud, entre otros) ejerció en el psicoanálisis que busca desubicar a la conciencia, al yo, de su papel estelar en la conducta humana. El autor rastrea textos dalinianos como "Vida Secreta" o el mito trágico del "Angelus" de Millet, mostrando que Dalí aplicó el trabajo de Freud acerca de Leonardo al suyo propio sobre este lienzo y cómo su intuición contribuyó a toda una forma posterior de pensar la relación madre-hijo.

"Él supo captar lo que iba a ser toda una figura en la órbita de Lacan, quien más tarde utilizaría a la mantis religiosa para mostrar las mismas fauces devoradoras", subraya López Herrero. Dalí se había acercado a la obra de Freud al llegar a la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde el cineasta Luis Buñuel la conocía bien, y se sumió en su estudio y conocimiento. Lacan era ya un prestigioso psiquiatra cuando se interesó por "ese español de mirada fanática" que le presentaron del grupo de los surrealistas. A veces se ha hecho la pregunta de si el artista español estaba loco o simulaba y a esto López Herrero precisa que no están reñidas una cosa y otra: "Lo difícil era ver a Dalí en el campo de la locura con todos los matices". "Dalí vivió combatiendo el acecho de la locura, que asomó funestamente su rostro oculto cuando Gala, su método, su obra y ese personaje que él creó y tanto mimó, desaparecieron de la escena", señala.

López Herrero era un joven estudiante de Medicina cuando en 1978 conoció en una fiesta a Dalí y le sorprendió por su "debilidad" chocante con su imagen mediática. "Sin duda allí nació mi indagación tras el personaje", admite este médico y psicoanalista de orientación lacaniana. "La cara oculta de Salvador Dalí" abunda en múltiples notas y bibliografía utilizada por el autor, para quien el enloquecimiento tardío de Dalí y su estado de estupor melancólico le vino al encontrarse "con una verdad aplazada que se presentó cuando cayó el telón ficticio de voces e imágenes que le habían arropado".

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