L D (EFE) Pese al apabullante triunfo español, Noruega plantó cara en muchos momentos, sobre todo en los comienzos, sobre todo con empates a 1, 2, 3, 6, 7, 8, 9 y 10, momento en que se empezó a imponer la diferencia de juego de los campeones del mundo.
Llamó la atención el hecho de que un jugador menudo, bajito, de apariencia débil como Stegavik, evidenciara su clase y la facilidad goleadora que demostró ante dos de los mejores porteros del mundo. Pero después del último empate, España impuso su ritmo, alternó la defensa 5-1 con la 4-2, que le permitió robar balones, precisamente por su superior corpulencia, y enderezar el partido.
Una vez establecidas las diferencias, vinieron jugadas de fantasía, remates espectaculares, paradones increíbles y oportunidad para los que habían jugado menos tuvieran también sus minutos, como Juanín García, Víctor Tomás y Carlos Prieto, con espléndidos goles.
España, movida por un Iker Romero inconmensurable, con Uríos y Davis medios reservados, cumplió la expectativas que había levantado y Noruega fue un digno rival, ideal para brindar el espectáculo que entre ambos protagonizaron.
Llamó la atención el hecho de que un jugador menudo, bajito, de apariencia débil como Stegavik, evidenciara su clase y la facilidad goleadora que demostró ante dos de los mejores porteros del mundo. Pero después del último empate, España impuso su ritmo, alternó la defensa 5-1 con la 4-2, que le permitió robar balones, precisamente por su superior corpulencia, y enderezar el partido.
Una vez establecidas las diferencias, vinieron jugadas de fantasía, remates espectaculares, paradones increíbles y oportunidad para los que habían jugado menos tuvieran también sus minutos, como Juanín García, Víctor Tomás y Carlos Prieto, con espléndidos goles.
España, movida por un Iker Romero inconmensurable, con Uríos y Davis medios reservados, cumplió la expectativas que había levantado y Noruega fue un digno rival, ideal para brindar el espectáculo que entre ambos protagonizaron.