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Pongo la televisión y escucho la "voz en off" de María Jesús. Son las seis menos cuarto de la tarde y todavía continúa buscando a su hermana que tendría que haber llegado a su trabajo a las nueve de la mañana. María Jesús dice que ya ha llamado a todos los números de atención telefónica y que ha visitado los hospitales Gregorio Marañón y Doce de Octubre, "pero me niego a ir al Ifema, no iré allí". María Jesús no quiere ni oír hablar sobre la posibilidad de que su hermana ("pelo rojo, treinta y dos años") pueda encontrarse entre las más de ciento ochenta víctimas mortales del atentado terrorista más espantoso que se recuerda en España. Naturalmente que María Jesús, que será una persona de bien, no querrá "plegarse a la voluntad de los violentos" (frase empleada por Toni Fidalgo), pero lo cierto y verdad es que los asesinos han convertido este 11 de marzo en un día fatal para todos. Y es sólo una manifestación del inmenso dolor que se vive ahora mismo en nuestro país.
 
¿Alguien le ha explicado esto mismo a los responsables de la UEFA que obligan a que los equipos españoles jueguen hoy sus partidos? ¿Alguien les ha mostrado las imagenes de la estación de Atocha? ¿Saben lo que está sucediendo aquí? No es suficiente con su solidaridad y su poesía, aquí ya tenemos muy buenos poetas; ni me parece una excusa defendible con honor y sin que se les caiga la cara de verguenza lo apretado del calendario. Porque ese es el meollo de la cuestión: el calendario. ¿Que no hay fechas?... Que las inventen... ¿El problema para la UEFA es la Eurocopa?... Pues que España no la juegue; así de claro. Me gustaría preguntarle a Angel María Villar si él ha apoyado la decisión de la UEFA, y, en caso de que su respuesta fuera positiva, me gustaría exigirle su dimisión inmediata.
 
Y si me parece grave que hoy se disputen los partidos de la UEFA, más grave me parece aún que este fin de semana vaya a jugarse la jornada de Liga. La LFP, un organismo suficientemente desacreditado por otras cuestiones, tendría que percibir -como lo han hecho ya a estas horas todas las personas normales del país- que la dimensión de la tragedia vivida hoy en Madrid supera todo lo que conocíamos hasta el momento. No dudo en absoluto del dolor de los máximos responsables del fútbol español; ahora sólo cabe exigirles que sepan transmitir correctamente ese dolor a la ciudadanía con sensibilidad e inteligencia. Rectifiquen su decisión inicial de jugar. Paren la Copa de la UEFA. Paren la Liga. Paren el fútbol.

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