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Ya me explicará a mí algún día con detenimiento don Jaime Ortí cómo es posible que el Real Madrid tenga controlada aquí a la Federación Española de Fútbol y al Comité Técnico de Arbitros y, al mismo tiempo, en cuanto cruce la frontera con Francia le peguen palos hasta en el cielo del paladar. ¿Es que su influencia es un poco tímida? ¿Quizás sólo hable castellano? ¿O no le gusta viajar? ¿Es una influencia de quita y pon?... Ya digo que me lo tendrá que explicar el presidente del Valencia con mucha paciencia y cariño porque, de lo contrario, voy a ser incapaz de comprenderlo.
 
La influencia le llega a un club de fútbol por su importancia, y la importancia procede de los títulos. ¿Cómo es posible que el equipo con mayor número de Copas de Europa en sus vitrinas no pueda impedir que la UEFA le prive de uno de sus futbolistas más importantes justo antes del partido de vuelta de una eliminatoria fundamental? Dice el Real Madrid que es porque los uefos han recibido desde Munich "varias llamadas de auxilio del equipo alemán", pero, que yo sepa, el Bayern tiene menos Copas de Europa que el Real Madrid y por lo tanto un poder de influencia más limitado, ¿o no? El caso es que estoy hecho un lío y por eso pido la asistencia del señor Ortí.
 
Me dice Juan Andújar Oliver que las declaraciones del tal Terje Hauge sólo pueden entenderse desde la ambición personal del árbitro noruego por ir escalando posiciones lentamente. Parece que en la UEFA habrían sentado bien sus disculpas, alegando que, de haber visto a tiempo el manotazo de Roberto Carlos, le habría expulsado inmediatamente del terreno de juego. ¿Significaría eso que el máximo organismo del fútbol europeo se le rebelaría al todopoderoso Florentino Pérez? ¿Tendría algo que ver la intervención "de oficio" del Comité de Control y Disciplina de la UEFA con el hecho de que el presidente madridista sea la cabeza visible del famoso G-14, el grupo disidente que no hace más que incomodar a Johansson?
 
Conociendo un poco al presidente del Real Madrid, me extraña que haya mandado hasta Nyon a un "mirlo blanco" como Emilio Butragueño. Si el caso hubiera sido realmente defendible hubiera ido él mismo o, en su defecto, habría enviado a Jorge Valdano. Pero me parece que Florentino era plenamente consciente de que a Roberto Carlos le caería una sanción de cualquiera de las formas. Ahora Queiroz tendrá que conseguir la clasificación para los cuartos de final de la Champions League sin el defensa brasileño. Y si finalmente cae eliminado, ¿a quién podrá echarle la culpa el Real Madrid?

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