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Ignacio Villa

De la sonrisa al conformismo

La visita del presidente Zapatero a Marruecos se ha celebrado con el aplauso y con el incienso de todos los medios cercanos al Gobierno. Una visita de seis horas de duración en la que parece que como por "arte de magia" todo lo que iba bien mal, de pronto ha comenzado a ir "viento en popa". Parece como si las relaciones entre España y Marruecos llevaran años esperando la llegada de Zapatero al Gobierno para reconducir una critica situación. ¡Que fácil es hablar y ponerse de acuerdo sobre la nada!

Y es que la visita de Zapatero a Marruecos dicen que ha ido fenomenal; pero lo cierto es que no han hablado nada de nada, dejando de lado todas las grandes cuestiones que separan a los dos Gobiernos. Todo han sido palabras y mas palabras. Diálogo, consenso y entendimiento. Pero a la hora de la verdad hablan sobre perogrulladas: "los buenos son buenos y los malos son malos". Zapatero se va de Marruecos encantado por el recibimiento, pero ha esquivado las grandes cuestiones que separan a los dos países. Y lo que es más grave, el presidente Zapatero ha evitado intencionadamente la cuestión de Ceuta y de Melilla. Ha escurrido el bulto y ha preferido mirar hacia otra parte.

La visita de Zapatero a Marruecos nos ha servido para ver las líneas maestras que va a poner en práctica en su actuación en el exterior. Sonrisas, frases hechas, abrazos y satisfacción por la nada. Es el talante de la conformidad. No quiere molestar a nadie, no quiere que nadie se moleste. Eso sí, mucho dialogo y mucho entendimiento. Pero no dice nada sobre lo que realmente hay que hablar; y en cambio sí se habla sobre cuestiones florales. Zapatero no quiere aceptar que en la política exterior hay que defender los intereses de España, y que para eso hay que levantar la voz. El talante tiene un límite, y a ese límite ya hemos llegado. No es suficiente con la política de la sonrisa. De la sonrisa al conformismo hay un paso.

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