Este jueves se ha cerrado la primera semana de comparecencias y declaraciones en la comisión parlamentaria sobre los atentados del 11-M. Y desde luego como simple espectador de esos testimonios, se mantiene en el aire una pregunta sin contestar: ¿Donde están las mentiras? Una pregunta que deberán responder los socialistas, con Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza. El Partido Socialista y a sus socios parlamentarios han sido incapaces de demostrar ninguna de esas mentiras tan cacareadas del Partido Popular, lo que sus altavoces mediáticos repetían como las manipulaciones y mentiras del Ejecutivo de Aznar. Más bien lo contrario. Con la penosa ¿gestión? con el portero de Alcalá han despejado cualquier duda sobre la calaña y la forma de actuación de esta gente.
Lo cierto es que después de tres días de eternas y larguísimas declaraciones la tortilla ha comenzado a darse la vuelta. Inicialmente, gracias a los aparatos de propaganda del PSOE, parecía que era el Gobierno del Partido Popular quién debía de demostrar que actuó rectamente durante aquellos días. La realidad ahora es bien diferente, comienza a ser inevitable y obligatorio que los socialistas expliquen sus mentiras, sus apaños y sus mezquindades. El PSOE, antes o después, visto lo visto terminará empujado por los acontecimientos, y deberá buscar explicaciones y justificaciones sobre la utilización del dolor ajeno y del terrorismo para sacar partido político. Por ello habrá que estar preparados. Va a ser inevitable que los socialistas enciendan el ventilador.