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Ignacio Villa

La fuerza de la credibilidad

La comparecencia de Ángel Acebes en la comisión de investigación sobre los atentados del 11 de marzo hay que calificarla como una intervención brillante. Esa brillantez ha sido el resultado, exclusivo, de decir la verdad. Acebes ha transmitido en todo momento credibilidad, sencillamente porque ha actuado con la verdad por delante. El ex ministro del Interior ha tenido una intervención impecable, en ocasiones arrolladora y desde luego ha dejado al descubierto la mezquindad socialista a la hora de intentar aclarar lo que ocurrió durante aquellos días de tragedia en España.
 
Con la larga presencia de Acebes en el Congreso se han disipado todas las dudas, aunque desde el Grupo Prisa no lo vayan a reconocer nunca. Acebes ha dicho la verdad. El Gobierno de Aznar pudo equivocarse, tras los desoladores atentados, pero no mintió bajo ningún concepto. Acebes ha dejado todo en su sitio. Pero no sólo se ha quedado ahí.
 
Además, el que fuera responsable del Ministerio del Interior durante aquellos días ha dejado en el más solemne de los ridículos a los portavoces de ERC, IU y PSOE. De los republicanos catalanes y de la coalición de Llamazares no esperábamos gran cosa. Pero de Álvaro Cuesta esperábamos algo más consistente. Pero nada más lejos de la realidad. El amigo de Pérez Rubalcaba ha tenido una lamentable intervención. Tosco, espeso, dubitativo y poco preparado. Cuesta, con su propia inoperancia, ha dejado al descubierto las artimañas socialistas. Álvaro Cuesta ha estado rematadamente mal, quizá como una demostración más de que la manipulación es una estrategia de corto recorrido. Desde luego su amigo Rubalcaba no le ha asesorado en el mejor de los caminos en esta jornada clave en la comisión de investigación.
 
El paso de Ángel Acebes por el Parlamento ha servido también para confirmar las razones por las que el Partido Socialista ha articulado una estrategia para evitar comparecencias políticas que sirvan para aclarar muchas cosas. La presencia de Ignacio Astarloa e incluso, en su caso, la de José María Aznar desmontarían de cuajo tanta mentira. Pero quizá por eso los socialistas, con el apoyo de sus socios, se han negado en rotundo a que las autoridades políticas del 11 de marzo acudan al Congreso para ofrecer su versión de los hechos. Acebes lo ha hecho bien. Ha dicho la verdad. El que quizá no puede estar tan contento es Pérez Rubacalba. Y él conoce los motivos.

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