Menú
Ignacio Villa

Dinamita pura

Lo de Huarte es un agujero negro de incalculables dimensiones. Un agujero negro ante el que los socialistas no pueden cerrar los ojos.

La irrupción de Fernando Huarte en los aledaños de los atentados terrroristas del 11 de marzo nunca pareció una anécdota; pero siempre ha existido el interrogante sobre la importancia de Huarte en lo ocurrido aquellos días. Ahora, después de las aportaciones realizadas por Libertad Digital, la realidad supera a cualquier especulación previa. Fernando Huarte es la puerta de un mundo hasta ahora desconocido y que, como tantas otras veces, está trufado por la corrupción, una actitud inseparablemente unida a las siglas del Partido Socialista.
 
Después de conocer el trato de privilegio que recibe Huarte de las instituciones asturianas hay que pensar que estamos ante una verdadera trama que va más allá de una simple colaboración. A Huarte se le trata con un esmero desproporcionado para ser un simple militante socialista en Asturias. Es evidente que José Blanco ha mentido, mientras que Alvaro Cuesta y Alfredo Pérez Rubalcaba han guardado un "silencio culpable".
 
Cada día que pasa, cada dato nuevo que conocemos deja al descubierto una trama asturiana de la que tienen que dar muchas explicaciones los socialistas. Ahora mismo no es suficiente con mirar hacia otra parte, no es de recibo decir que las cosas están claras o que estamos ante invenciones del PP o de los medios de comunicación. Lo de Huarte es un agujero negro de incalculables dimensiones. Un agujero negro ante el que los socialistas no pueden cerrar los ojos.
 
¿Quién iba a decir que el Principado de Asturias, tan apacible y tranquilo, iba a salir por las escandaleras? Esto es dinamita pura y si el PSOE se empeña en echar tierra encima, en escudarse en la nada se está buscando muchos disgustos. Fernando Huarte, por lo pronto, se ha convertido en el primer "desaparecido" del 11 de marzo. Y desde luego, eso no se puede quedar así. Aquí hay mucho, muchísimo que aclarar.

En Opinión