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Juan Manuel Rodríguez

Devorado por la Galaxia

"Siempre digo en broma que los 115.000 trabajadores de ACS me crean menos problemas que los 24 jugadores del Real Madrid". Siguen los jugadores. Y Florentino Pérez se vuelve al tranquilo mundo de la empresa.

Hasta hace sólo siete días Florentino Pérez continuaba diciendo que se sentía con las fuerzas necesarias para continuar en la presidencia del Real Madrid: "Volvería a presentarme si las elecciones se celebraran hoy". ¿Qué habrá llevado al presidente del mayor grupo constructor español, una empresa que cerró el ejercicio 2005 con una utilidad de 608,7 millones de euros, un 34,5% más que el registrado en 2004, a dar una espantá como ésta? Bajo la batuta de Florentino las ventas de ACS crecieron un 12% en 2005, disparándose hasta los 12.113,9 millones de euros. Crecía ACS y, casi al mismo tiempo, crecía económicamente el Real Madrid. El otro día la Football Money League situaba al club español en la primera posición de los clubes más ricos del mundo con una facturación que se había duplicado en las últimas cinco temporadas.

Florentino Pérez, el empresario de éxito, el conseguidor que fichó, uno tras otro, al portugués Luis Figo, al francés Zinedine Zidane, al brasileño Ronaldo y al inglés David Beckham, el impulsor de la nueva ciudad deportiva del Real Madrid, el factótum de esa filosofía de "Zidanes y Pavones", no ha podido comprender que, habiendo diseñado un perfecto plan económico, el otro, el plan deportivo, fuera desangrándose lenta e inexorablemente. Florentino no se ve capaz ahora mismo de solucionar la gran paradoja blanca: el Real Madrid es el club más poderoso del mundo, tiene la imagen más potente del fútbol mundial pero luego no consigue ganar los partidos sobre el terreno de juego.

Se ha alcanzado tal grado de degeneración y paranoia que, sobre todo en los últimos días, hemos tenido que asistir, absortos, al bochornoso espectáculo de presenciar cómo Ronaldo criticaba a la afición, Raúl a Ronaldo y éste, de nuevo, al capitán del Real Madrid. Preguntado por esta situación, Florentino ha sido tajante: "Hay algunos futbolistas que se equivocan. Yo les he maleducado. Lo mejor es que venga otro que trate de explicarles lo que yo no he sabido o no he podido transmitirles. Espero que mi marcha pueda aclararles que el club es lo único que importa."

Florentino Pérez, un hombre acusado siempre por su frialdad, tomó en caliente la decisión irrevocable de marcharse tras el "partido" que el Real Madrid "jugó" en Son Moix ante el Mallorca. Y es que la imagen, por ejemplo, de Iván Helguera comiendo pipas ("Churruca" o "Facundo" es lo de menos) en el banquillo, o las palabras de Sergio Ramos diciendo que cuando marcó su gol parecía que lo había marcado el Mallorca, son realmente desalentadoras. El mismo presidente que justificó el cese de Vicente del Bosque por la necesidad imperiosa de darle un "impulso" al club se impulsa ahora a sí mismo, incapaz de domeñar a un vestuario demasiado caprichoso. Los galácticos han fagocitado al hombre que los creó.

El sustituto de Florentino Pérez es Fernando Martín Álvarez, considerado como uno de los mayores propietarios de suelo en España y poseedor de más del 3% de Unión Fenosa. El 24 de enero, en "El Tirachinas" de la Cadena Cope, Florentino le dijo lo siguiente a José Antonio Abellán: "Siempre digo en broma que los 115.000 trabajadores de ACS me crean menos problemas que los 24 jugadores del Real Madrid". Siguen los jugadores. Y Florentino Pérez se vuelve al tranquilo mundo de la empresa.

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